martes, 31 de julio de 2007

EL ALTO NÚMERO DE MÉDICOS OBJETORES DIFICULTA EL ABORTO EN PORTUGAL

www.aceprensa.com 26/07/07

Toda mujer embarazada puede abortar en Portugal sin restricciones durante las diez primeras semanas de gestación, tras la entrada en vigor de la nueva ley . Pero esa decisión se opone al criterio médico de muchos ginecólogos.

Con respecto al aborto, en Portugal, el “problema” son los médicos. Porque muchos de ellos no están dispuestos a realizar abortos y eso provoca que haya hospitales públicos donde no hay acceso a esa práctica.

Y la política que mantiene la Dirección General de Salud, con una fuerte campaña informativa, es que se garantice el aborto a petición de acuerdo con la nueva ley. Antes de ella, el aborto dependía del criterio médico, que solía aplicarlo con rigor. Con la entrada en vigor de la reforma, durante las diez primeras semanas de embarazo todo queda a la voluntad de la madre.

Hasta ahora no se sabía qué médicos eran objetores de conciencia. Actualmente, sin números globales todavía, se empieza a conocer paulatinamente. Sí se ha sabido que entre seis y nueve hospitales públicos no realizarán abortos, al contar con un 100% de médicos objetores.

La Ordem dos Médicos (el Colegio de Médicos) quiere crear una lista de médicos objetores de conciencia para que haya transparencia y se conozca quiénes llevan a cabo abortos y quiénes no. El director de la Ordem, Pedro Nunes, ha rechazado que este registro sirva para controlar supuestos casos de médicos que se declarasen objetores en la sanidad pública para ganar más dinero en la privada: “no creo que haya ningún médico” que lo haga, señaló

lunes, 16 de julio de 2007

El fracaso de la píldora


Estamos ante un dato de gravedad social que no debiera pasar desapercibido a las Consejerías de Sanidad
Manuel de Santiago

Hace poco, el Colegio de Médicos de Madrid se vio inundado por centenares de cartas —muchas firmadas por colegiados o por personal sanitario— contra la publicación, en su revista, de un artículo que incitaba a los médicos madrileños a facilitar la denominada píldora del día después, sin reservas de cualquier naturaleza. El asunto fue objeto de análisis en la Comisión Deontológica, y el Colegio emitió un informe consensuado donde zanjaba toda duda sobre la libertad de prescripción de los médicos y su derecho, en todo caso, a la objeción de conciencia.

Merece la pena hacer público que el estudio más reciente sobre esta píldora —publicado en la revista del Colegio de Obstetras y Ginecólogos de EEUU— demuestra que la prescripción indiscriminada de la píldora y el acceso fácil al fármaco, no reduce la tasa de embarazos no deseados ni el número de abortos. Este fracaso también ha sido recientemente destacado por el departamento de Salud de Gran Bretaña, al dar a conocer un llamativo aumento del 3,9% de los abortos en adolescentes y mujeres jóvenes en 2006. Una cuestión que el Independent Advisory Group on Sexual Health and HIV ha relacionado con la crisis de valores sobre la cuestión sexual en los adolescentes, incentivada por los mensajes de los medios a ellos dirigidos.

El hallazgo es definitivo y viene a contradecir la pretensión de los lobbies de la contracepción de emergencia (incluida la OMS) de difundir masivamente esta píldora con la pretensión de reducir los embarazos no deseados y el aborto. El estudio, además de proporcionar una soberana bofetada a los laboratorios del ramo, pone en cuestión toda una política de salud pública de la que participan algunas de nuestras Comunidades. Estamos, pues, ante un dato de gravedad social que no debiera pasar desapercibido a las Consejerías de Sanidad. Porque si la difusión de la píldora post coital se compara con la tasa de abortos y embarazos no deseados en la Comunidad de Madrid —en el confuso tramo de las mujeres de 15 a 19 años— lo que las estadísticas afloran es que, pese al incremento de su consumo entre adolescentes, el aborto en este tramo de edad se había incrementado en 2005 un 10 % respecto a 2004; y el número de abortos se elevaba por entonces a 1.876, más los 53 declarados en menores de 15 años, en total no menos de 2.000 casos, o quizás más si se consideran los no declarados. ¿A qué se debe este incremento cuando la difusión de los medios anticonceptivos es mayor que nunca y las adolescentes disponen de la píldora post coital, el más seguro método —según sus promotores— de evitar embarazos no deseados? ¿Acaso las reiteradas afirmaciones de la OMS y de los organismos promotores de la píldora no revelan toda la verdad y se está manipulando a la población femenina joven del país?El análisis de Obstetrics & Gynecology es demoledor y admirable por la honestidad de sus autores, hasta ahora favorables al uso de esta píldora. Sus conclusiones son claras: las estrategias para favorecer el acceso a la píldora post coital por parte de las jóvenes han fracasado, ni se reducen los embarazos no deseados ni las tasas de aborto. Los autores afirman que las medidas de salud pública orientadas a hacer más asequible la adquisición de la píldora lo que promueven, en realidad, es una mayor difusión de su consumo entre las adolescentes y que más parejas accedan al método considerándolo seguro.

La situación en la Comunidad de Madrid, por más que se quiera ocultar, es preocupante y evidencia el fracaso de la política seguida hasta el momento. Cataluña y Madrid encabezan la mayor proporción de abortos sobre el total de embarazos en mujeres menores de 18 años. La experiencia del Colegio de Médicos y la antipatía de muchos médicos de Madrid a la hora de facilitar esta píldora —más ahora, cuando se va reconociendo su fracaso— exige de una nueva política de salud pública que, sin paños calientes, aborde el problema de los embarazos no deseados en niñas y adolescentes en nuestra comunidad; que proteja a las edades más inmaduras y a quienes, intoxicadas por los medios y el machismo, son víctimas propiciatorias de esta retórica de falsos derechos y falsa madurez, que hace terminar a muchas en una camilla, ante una legra y un daño psicológico difícil del olvidar.

Los médicos debemos considerar lo que ya parece un hecho demostrado: que, en las actuales circunstancias, facilitar la píldora sin adecuados controles administrativos, de urgencia o sin expectativa real de emergencia, es extender los riesgos de embarazo y de aborto. Y que es algo que, aunque nos toca de cerca, no nos corresponde dirimir. Pues a la clásica función de “sanador” —y a la más reciente de “controlador del gasto”— al médico parece caerle ahora el papel de consejero moral de las parejas. Un papel nuevo que no puede correspondernos. Ciertamente es un desafío para la nueva Consejería de Sanidad. Pero esto es lo que hay.
La Gaceta

domingo, 15 de julio de 2007

Tres razones para optar por obtener células madre

No me extrañan las imágenes que nos han ofrecido algunos informativos el primer día de agosto: políticos norteamericanos, con libros de biología bajo el brazo y proyectando videos que muestran los primeros 3 ó 4 días de vida de un ser humano, mientras debaten del proyecto de ley que podría convertir en delito federal cualquier tipo de clonación con embriones humanos. No me choca que les haya resultado necesario, para poder entenderse y entablar así un dialogo racional, intentar primero aclarase en la maraña de términos biológicos y conseguir llamar con los mismo nombres a las mismas realidades y con diferentes a las que son diferentes. Estamos en un momento muy importante de las ciencias biomédicas. Sabemos que, con mayor o menor intensidad, los tejidos y órganos de nuestro cuerpo tienen capacidad para repararse y regenerarse por sí mismos y sabemos también que diversas enfermedades, incluidas el Parkinson, el fallo cardíaco, la diabetes, etc., implican una degeneración irreversible de células del cerebro, del músculo cardiaco o del páncreas.

Por ello se investigan terapias que permita producir, células humanas intactas tanto in vivo, como obteniéndolas in vitro para posteriormente transplantarlas o inyectarlas al paciente, a fin de reparar los tejidos u órganos que la enfermedad ha alterado. Esta reparación de tejidos se basa fundamentalmente en la utilización de "células madre", llamadas también células troncales, que se caracterizan por poseer una capacidad ilimitada de multiplicarse y sobre todo porque tienen la posibilidad de desarrollarse y dar lugar a las células maduras y diferenciadas que forman tejidos y órganos.

Aunque queda un largo camino por recorrer, diversos intentos con ratones, y alguno con humanos, indican que puede ser posible en un futuro no lejano una amplia medicina reparadora.

El dilema está planteado en que existen diversas "fuentes" de células madre con características diferentes:

a) los embriones humanos de varios días;
b) la sangre del cordón umbilical innecesario para el hijo y para la madre después del nacimiento;
c) las grandes reservas naturales guardadas en cada organismo para su propia regeneración, en la médula ósea, la sangre, la grasa, el cerebro y hasta en el bulbo de cada pelo, etc.
d) las células reprogramadas de tal forma que el núcleo y las señales del citoplasma procedentes de dos tipos celulares diferentes, den lugar a una célula "híbrida" del tipo del que necesitara un paciente.

¿Qué fuente deberíamos usar ahora al inicio de las investigaciones como material de trabajo, y ahora y más adelante como material terapéutico? Para todos es obvio, sea cual sea el valor que le conceda a una vida incipiente, que es mejor no destruir embriones que hacerlo.

Por eso, para muchos científicos rige la máxima de Einstein: en caso de duda olvidar la ciencia y recordar nuestra humanidad. Es decir, aún en la duda de que pudieran llegar a ser más o menos valiosas unas que otras "fuentes" para la medicina reparadora, emplearse a fondo en la opción que no exige destruir. No se trata de parar el progreso de la medicina frenando un área de la investigación biomédica, sino de liberarse de presiones economicistas e interesadas y confiar en que los caminos menos agresivos, menos invasivos, menos destructores, más naturales y más conservadores de los elementos y piezas del propio cuerpo, son a la corta y a larga mejor remedio a la enfermedad.
Aporto los resultados de tres investigaciones con la sana intención de contribuir al rigor de la información científica que constituye la base misma de un debate de los aspectos ético y legal ante un dilema de esta naturaleza.

Las células madre embrionarias algo más que "pluripotentes"

Hablamos de clonación reproductiva cuando se trata de producir dejar nacer y vivir un ser humano (un o una "Dolly" humana), copia más o menos exacta de un adulto; y de momento hay miedo a las posibles malformaciones tras el "mal resultado" de la famosa oveja y por ello, y de momento, nos prometemos no legalizar la clonación reproductiva, y nos recomendamos prudencia. Igual que ella es la clonación terapéutica; se diferencia en que no se dejaría desarrollarse nacer ni vivir al "producto" -un hermano gemelo del nacido años antes y que está enfermo-, sino que tras deshacer el embrión "producto" se toman las células de su interior -las células de la masa interna- para multiplicarlas y reconducirlas, hacia el tipo que necesite el gemelo enfermo, y puesto que son clónicos (genéticamente idénticos) se evitan los problemas del rechazo.

Por otra parte, a partir de un embrión de pocos días bien el gemelo del paciente obtenido por clonación terapéutica, o bien a partir, de un embrión que es sobrante de la fecundación in vitro, o que no es sobrante, sino producido intencionadamente a tal fin, se plantea proceder a "obtener de células madre embrionarias pluritotentes" por su enorme potencial.

Se nos presenta de una forma simple: no hay más que deshacer un embrión y tomar sus células y cultivarlas; y es más se nos repite con cierta frecuencia -como una matización importante que hay que tener en cuenta en el juicio ético- que las células madre embrionarias pluritotentes no son embriones porque al no contribuir al desarrollo de la placenta, no pueden formar un organismo completo. Pero no. No es así; y no lo digo yo. Lo dicen los que hicieron los experimentos y publicaron por primera vez la "obtención de células madre embrionarias humanas": los investigadores del equipo de James Thompson de la Universidad de Wisconsin en 1998, en la revista Science (en el volumen 282, paginas 1145 a 1147).

Estas células del embrión de pocos días (en estado de blastocisto) dan lugar a las células de la capa externa, el trofoblasto, incluso después de varios meses de cultivarlas, capa de la que derivará la placenta. En otras palabras, estas famosas células de partida no son pluripotentes sino totipotentes; no son células sin más sino embriones muy tempranos gemelos entre sí; son capaces, si no se les impide, de dar un nuevo embrión; embrión que si se le permitiera anidar en el útero de una mujer continuaría su vida y nacería. Es pues una clonación embrionaria (algunos la llaman paraclonación para diferenciarla de la clonación de un adulto): la imitación "en serie" del proceso natural por el que algunas veces de una sola fecundación aparecen dos gemelos idénticos. Estos investigadores han llamado a estos embriones gemelos-clónicos, "cuerpos embrioides" y han mostrado cuan laborioso e inseguro es el proceso de encauzar su totipotencialidad natural a convertirse en un organismo completo hacia la pluripotencialidad de convertirse en cualquiera de los tipos de células que forman un cuerpo pero sin su organización estructural y funcional.

¿Y en que se traduce la diferencia entre ser totipotentes o ser pluripotentes a efectos de su futura eficacia terapéutica? Un colega mío lo dice de una forma muy gráfica: pretender encauzar la potencialidad de estas células de dar un cuerpo entero para que sólo den lugar al tipo celular deseado y además lo hagan todas plenamente, es como pretender formar un rebaño de gatos. De hecho al implantarlas en experimentos con animales ratones les han producido teratomas, extraños tumores en los que pueden verse una mezcla informe de tejidos, piel, uñas, etc. Optar por el embrión como fuente supondrá siempre el handicap y riesgo añadido de tener que domeñar una fuerza una potencia mayor que la que necesitamos; será siempre más factible conducir al destino deseado un rebaño de ovejas.

Los embriones congelados que caducan algo más que sobrantes

Hay tres términos con diferente carga emotiva para el mismo hecho: "producir embriones para...".

- Uno, producir embriones por fecundación in vitro sólo para investigar, nos lleva a corear ¡no hace falta ese despilfarro humano, tenemos muchos congelados!

- El segundo, usar los embriones excedentes que están congelados y sobran en las clínicas de fecundación in vitro para investigar nos lleva rápidamente a gritar ¡que crueldad negarse a que se usen para una investigación tan prometedora si se van a destruir cuando pase el plazo legal de cinco años!

- El tercero, producir abundantes embriones aprovechando los óvulos comprados -eso sí a precio meramente simbólico- a jóvenes chicas donantes para producir embriones y de este modo agilizar las largas colas de espera de las clínicas de fecundación asistida, se acompaña de un ¡hay que fomentar la donación solidaria!.

En que quedamos: ¿sobran o faltan embriones humanos? Más aún, si es que sobran ¿porque no dar permisos y fondos monetarios para que los investigadores experimenten con ellos? Pienso que la sola idea de unas vidas humanas "excedentes", formando parte de un lote que sobra y no se sabe uno como quitárselos de encima de una forma ética y digna, sugiere por sí sola muchas razones para tomar la resolución de no producir más embriones que los que van a poder anidar en la madre y llegar a nacer y vivir. De evitar que sobren, legislando y modificando leyes si fuera necesario para garantizarlo. Vidas humanas "como medio para" por muy noble que sea el fin no parece buen método médico.

No me repugnaría emplear como material para investigación embriones que van a ser en cualquier caso destruidos, pero no lo haría por nada del mundo, porque me repugna que sobren y sigan cada unos años sobrando lotes, y que pudiéramos aportetarlos generosamente para investigar sin que nos preocupe ni que sobren ni el porqué sobran. De todos es conocido que, en pro de alcanzar una eficacia respetable de las técnicas de fecundación asistida, se ha generalizado, y legalizado en países como el nuestro, inducir a la que desea ser madre una multiovulación: se le provoca que maduren varios óvulos en un sólo ciclo. Es una forma menos molesta para ella ya que en la misma intervención se le toman varios óvulos; después se fecundan, se dejan desarrollarse unos días y se transfieren unos pocos de los embriones al útero para que uno de ellos con la cooperación del resto pueda anidar y el resto se congelan; ese resto pasan a ser sobrantes si la primera transferencia embrionaria tiene éxito y llega a nacer un bebé.

En febrero de este año la revista Human Reproduction (volumen 16 y páginas de la 221 a la 225) publicaba un documentado estudio que muestra que los embriones originados por fecundación de óvulos que proceden de una multiovulación tienen más dificultad para anidar y, los que lo consiguen se desarrollan con más malformaciones que los originados por fecundación del óvulo madurado de forma natural en un ciclo; más aún la madre por efectos del fármaco que se usa en estos casos aporta un microentorno menos acogedor y más agresivo al embrión que trata de anidar. Un perfecto ciclo vicioso: para mejorar la eficacia se produce un exceso de embriones y la producción de ese número mayor conlleva que los embriones tienen deficiencias, son menos viables y además tienen que ser congelados, y el útero materno los acoge peor.

La recomendación médica de los investigadores es obvia y lo hacen decididamente: no producir múltiples óvulos, sacar uno, o dos, que maduran en un ciclo normal. Esto es, es la ciencia, no sólo la ética, la que indica la conveniencia de que no nos sobren embriones.

Las células embrionarias ni la única ni la mejor esperanza de curar enfermedades

No es fácil, incluso a quien puede seguir la literatura científica en este campo, poder evaluar al día cual de las fuente de células madre (embriones, sangre del cordón umbilical, las de reserva del propio organismo) son las reinas. Es más, estamos intentando memorizar que se ha conseguido de hecho, no en promesa, con cada una de ellas y nos empiezan a hablar del desarrollo de una técnica alternativa a la clonación terapéutica que consiste en fusionar la célula del paciente con una célula "aceptora" adecuada para que se desarrolle directamente al tipo celular que necesita el paciente (la futura fuente de las programada a medida).

En el Congreso de la Sociedad Británica de Fertilidad, celebrado el 23 de febrero del 2001 investigadores de la firma comercial PPL Therapeutics, en la que participa también el Instituto Roslin, informaron que habían logrado transformar células adultas de piel de vaca en células madre y las habían convertido en células de músculo cardiaco iniciando un nuevo sistema. Diferentes fuentes, diferentes puntos de partida -células de animales o de humanos-, experimentos a gran velocidad, diferente impacto social, fuertes cargas emotivas... no facilita demasiado un juicio sereno y riguroso ya que no es fácil tener la información de si las embrionarias son las reinas de las que no se puede prescindir, o si la propia ciencia las ha destronado ya en pro de las de las reservas y los bancos de cordón umbilical. Una muestra: algunos periódicos han dado junto a la información del dilema del Presidente Bush una noticia que según los titulares sirve de argumento a favor de decidir aportar las subvenciones a los centros públicos americanos.

La noticia: científicos de Israel han conseguido células cardiacas que funcionan como músculo a partir de células embrionarias. Una buena noticia para los que han sufrido, o temen sufrir infarto de corazón; pero esa noticia no tendría más tinte que de alegría y esperanza si pudiéramos recordar a su vez que en el año 2000 el equipo de Vescovi había demostrado que células madre de adulto se transforman en musculares inmaduras; que estas inmaduras (mioblastos) ya habían sido transplantadas por Beauchamp en 1999 a ratones con corazón dañado fusionándose con el órgano y regenerando la zona dañada; que Clarke ha conseguido regenerar el corazón dañado de ratones transplantándoles las células madre de la médula ósea y que Menasche en el presente 2001 ha realizado con éxito el primer experimento clínico de transplante autólogo de mioblastos a un paciente de 72 años con isquemia cardiaca por una coronariopatía.

Con los datos actuales en la mano las células madre de adulto y del cordón umbilical merecen la corona. Aprendieron a estar en la reserva y al quite de donde pueden ser necesitadas para acudir en repuesto con el traje que les corresponda llevar. Son una promesa terapéutica. A las embrionarias les costará siempre perder la incontrolable capacidad que su misión de dar un cuerpo entero les confiere, aunque podamos forzarlas a hacerlo. Leí los "pufos" de la pluripotencialidad de las células sacadas del embrión precoz y de la absoluta necesidad de usar los embriones en la carta de los Premios Nobel al Presidente Bush. Me chocó que firmasen 80 sin haber leído la literatura científica. Busqué la lista y ya no me extrañó tanto: tenían muchos de ellos el Premio por méritos alejados del este campo de investigación, y los había sin Nobel y con intereses muy claros en patentes de células embrionarias humanas; una muestra: Robert Lanza de la Advanced Cell Technology, Inc. De Worcerter, Masdachusetts, no laureado firmaba también la carta.

Natalia López Moratalla

www.arvo.net

martes, 10 de julio de 2007

BERNAT SORIA: CAMINO PARA LEGALIZAR LA EUTANASIA

Por Marosa Montañés en www.conoze.com

El ministro de sanidad del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, es mucho más que el sustituto de Elena Salgado: ha sido el hombre que impulsó la utilización de células madre extraídas de embriones, el que argumenta razones de «progresía» para conseguir dirigir la investigación científica por derroteros inhumanos y el que no ha tenido inconveniente en defender el aborto voluntario —muerte de un no nacido— si es un no-deseado para la madre.
Estas barbaridades y muchas más es lo que ha hecho, por ello, la pregunta clave es ésta: ¿qué hará en los próximos 8 meses, si la sociedad civil no consigue con sus protestas adelantar las elecciones para el próximo mes de octubre?.
De entrada dejará como «amateur» a su antecesora y sus meteduras de pata en forma de fumar o de beber vino: puede llegar el momento, en el que deseemos legalizar esas «bagatelas», en comparación con la que se nos avecina.

Inmerso en su mesianismo, el presidente Zapatero tiene un claro propósito: anular el auténtico sentido de familia a través de sucesivos estrangulamientos de sus miembros, como el divorcio exprés; el matrimonio homosexual; las enormes facilidades que ofrecen los hospitales públicos o privados para abortar, para la fecundación in vitro o para otras sugerencias del menú derivado del relativismo; o la educación para la ciudadanía como asignatura obligatoria que permitirá crear un pensamiento único y totalitario en las nuevas generaciones, con total ausencia de los valores que deben conformar la personalidad y el respeto a la dignidad de la persona humana.

Sin recurrir a la fantasía o a la ficción, el asunto está claro: con Bernat Soria resultará muy fácil introducir la legalización de la eutanasia para cargarse a todas las personas mayores o enfermas que supongan un problema para las familias con justificaciones compasivas y humanitarias.
El presidente Zapatero tiene poco tiempo para rematar su obra y ponerle la guinda a la tarta de la ofensiva —muy bien orquestada por algunos medios de comunicación—, anti-familia y por eso ha buscado a un alfil provocador y polémico aunque sus afirmaciones estén envueltas en guante blanco. Y para empezar, el nuevo ministro ha soltado esta perla «Zapatero se merece el premio Nobel de la honestidad»: quizá ésta sea su frase más sincera de lo que queda de esta legislatura, porque coincide con el Presidente en los contenidos del término «honestidad», es decir, imponer su criterio, su voluntad, su pensamiento y su conducta moral a toda la población española porque se considera uno de los pocos depositarios de la «verdad».
Al ministro Bernat Soria habrá que recordarle que la Verdad se escribe con mayúscula y ésta no se posee, se conquista.

domingo, 8 de julio de 2007

SE DUPLICAN LOS ABORTOS

Por Mari Luz Alonso.
www.lanacion.es

La tasa de aborto entre las adolescentes españolas ha aumentado más de un 80% en la última década, según un estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que constata que las interrupciones del embarazo crecieron principalmente entre mujeres activas mientras los índices entre las que carecían de ingresos propios se mantuvieron igual.

Según el estudio, que analiza el periodo entre 1991 y el 2001, el número total de abortos pasó de 41.910 a 69.857.

Las tasas de abortos entre adolescentes de entre 15 y 19 años fueron las que registraron un mayor incremento, seguido por el colectivo de jóvenes de entre 20 y 25 años. De hecho, entre ambos tramos de edad suman el 40% de los abortos que se registran en España, una cifra que ha permanecido estable en el periodo analizado. El tramo de edad con mayor número de abortos es entre 20 y 24 años, tanto en 1991 (11.613) como en el 2001 (19.555).

En el contexto internacional, el análisis compara los datos de España con Rumanía, Rusia, República Checa, Hungría, EEUU, Dinamarca, Suecia, Reino Unido, Francia, Finlandia, Alemania y Austria. En el tramo de edad de entre 15 y 19 años, en 1990 España fue el país con un porcentaje más bajo de embarazos finalizados en aborto: en torno al 20%, a gran distancia de su inmediato seguidor, Italia, que se acercaba al 40%, o Suecia y Dinamarca con valores superiores al 60%.