sábado, 29 de septiembre de 2007

¿Híbridos de hombre y animal?

Dos equipos de investigación del King's College de Londres y de la Universidad de Newcastle han solicitado autorización a la HFED, organismo inglés encargado en ese país de regular las técnicas relacionadas con la procreación asistida, para producir híbridos de animal y hombre con fines de investigación. El pasado día 7 de septiembre la HFED autorizó dicha práctica. Después, el Parlamento británico tendrá que dar el visto bueno definitivo, lo que se prevé que ocurra dentro de un par de meses. Por tanto, ese periodo de tiempo es el que resta para que la creación de híbridos de animal y hombre sea legal en Inglaterra.

La razón fundamental aducida por la HFED para apoyar esta práctica es que así se evita utilizar óvulos de mujer, material precioso y escaso, para la transferencia nuclear somática, la generalmente conocida como clonación terapéutica. En concreto, lo que se autoriza es utilizar óvulos de vaca u otro animal, a los que se les extrae el núcleo y a los que será transferido el material genómico de una célula de tejido adulto humano. De esta forma el 97% aproximadamente del contenido genético del híbrido sería humano, pues un 3% aproximadamente procedería del ADN mitocondrial del óvulo animal. La propuesta legal estipula que antes de transcurrir 14 días desde la creación del híbrido, este, si no ha sido destruido para obtener las células madre, deberá destruirse.

En nuestro país, aunque explícitamente no se ha autorizado la producción de híbridos entre animal y hombre, esta práctica podría realizarse legalmente al amparo del artículo 33 de la ley de Investigación Biomédica que afirma: «Se permite la utilización de cualquier técnica de obtención de células troncales humanas con fines terapéuticos o de investigación [...] incluida la activación de ovocitos mediante transferencia nuclear», es decir, incluida la clonación terapéutica. Ahora sólo falta que algún equipo de investigación solicite autorización para desarrollar algún proyecto que incluya esta práctica.

Como con anterioridad se indicaba una de las razones esgrimidas por la HFED para autorizar la producción de híbridos entre hombre y animal, es que para llevar a cabo la clonación terapéutica se requiere utilizar óvulos humanos. Como, hasta ahora, la eficiencia de la técnica es muy baja, basta recordar que en las experiencias de clonación realizadas por el surcoreano Hwang se utilizaron 277 óvulos humanos para conseguir el hipotético clon, si esta práctica se quiere usar para experiencias biomédicas serían muchas las donantes de óvulos que se necesitaría, algo que éticamente no parece admisible. Por ello, se pretende sustituir los óvulos humanos por animales.

Es indudable que, en principio, se necesitaría para estas prácticas un elevado número de óvulos, pero la solución no es recurrir a la utilización de óvulos animales y a la creación de híbridos, sino usar otras alternativas, actualmente en desarrollo, por las que se pueden producir líneas celulares similares a las embrionarias humanas, pero sin utilizar ni óvulos, ni embriones humanos.

Desde el punto de vista ético, con independencia de los argumentos esgrimidos por la HFED, la hibridación entre animal y hombre merece un juicio absolutamente negativo. En primer lugar, porque el embrión creado se produce para ser destruido con fines de investigación, algo éticamente inadmisible, y en segundo, porque la creación de híbridos, además de ir directamente en contra del más elemental concepto de dignidad humana, abre la puerta a un camino experimental, que más o menos se conoce donde empieza, pero que difícilmente podemos saber hasta donde nos puede llevar.

Justo Aznar Lucea
Las Provincias
11.IX.2007

viernes, 28 de septiembre de 2007

El lenguaje del útero “Querida mamá”

Porque el hijo se comunica muy pronto con su madre, anunciándole su inminente llegada.

El diccionario de la Real Academia Española de la Lengua define la comunicación, como: “la transmisión de señales mediante un código común al emisor y al receptor”.

Asimismo, define el lenguaje como: “manera de expresarse; conjunto de señales que dan a entender algo”.

A lo largo de una vida, comunicaciones, las hay, en tiempo y forma diferentes, gestuales, emocionales, escritas, orales, primeras y últimas.

Quizá sea lo primero que se le enseña a un niño tras nacer, la forma de comunicarse, aunque éste, inicialmente, lo haga con un lenguaje muy particular: llorando, riendo, durmiendo. Poco a poco el variopinto conjunto de señales utilizado por el bebé dará paso al lenguaje de las palabras que, generalmente, hará más fluida y menos intuitiva tal comunicación.

Bien, pues partiendo de esta premisa comunicacional, que no da lugar a duda, y de tales definiciones académicamente aceptadas, abogo por defender con fervor, ahínco y pasión lo que fue la primerade nuestras comunicaciones, hoy interesadamente desprestigiada por aquellos que pretenden fines sombríos.

Las primeras
palabras

Me refiero a aquella que tuvo lugar entre nuestra madre y nosotros, en forma de embrión, camino de lo que sería nuestra primera cuna materna: el útero.

El lenguaje utilizado entonces fue bioquímico, pero en cualquier caso lenguaje: “señales que dan a entender algo”, las cuales, probablemente transmitieran algo así:

“Querida Mamá, hola, soy yo, tu hijo, prepárate que voy de camino y necesito tu mejor disposición para que me acojas y protejas durante los próximos nueve meses, prepara mi cuna uterina que voy, ¡no me falles!”.

La intención frente a la realidad

Y es que el útero materno se prepara concienzudamente para tal hecho y quien, inicialmente, le insta a ello es el embrión, el embrión preimplantado que lucha por su supervivencia.

Y digo que no son pocos los que hoy intentan desprestigiar esta comunicativa realidad con el fin de obtener el “visado” jurídico y social que abra las puertas a sus intereses científicos.

Si consiguieran convencer a la autoridad y a la sociedad de que no hay vida en los primeros estadios embrionarios, –en esos días previos a la implantación, tanto en embriones naturalmente fecundados como artificialmente obtenidos–, entonces, podrían manipular, destruir o seleccionar, obteniendo un lucrativo beneficio.

De ahí el obstinado empeño en querer ignorar esas primeras señales bioquímicas.

Pero nunca, y digo NUNCA, una intención podrá eclipsar una realidad, porque nunca se podrá ocultar el rastro biológico de tal comunicación.

Así como NUNCA una madre debería poder olvidar cómo se desentendió del mensaje esperanzado que su hijo le transmitió desde el momento de su concepción, es decir desde el primer día de su vida; del mismo modo que NUNCA una madre olvidará esas primeras palabras bioquímicas que durante toda la vida la harán estremecer en recuerdo de aquella vida que escuchó, albergó, cobijó y cuidó hasta el final: “Querida Mamá”.

Álvaro Vázquez Prat
arbil.org

jueves, 27 de septiembre de 2007

Sangre, sudor y vísceras



Me telefonea Nacho para anunciarme que cambia de trabajo. Para él es una buena noticia, y le felicito. Pero quiere algo más:—


— El otro día fui al cine –me dice–. Ponían una de esas películas en las que la estupidez del guión se disimula a base de cuchilladas, degüellos, vísceras al aire y litros de sangre por todas partes…


— ¿Y aguantaste hasta el final?


— Bueno, sí. Pero lo que me sorprendió fue que la sala estaba llena de gente muy joven, de críos y crías que parecían encantados. Incluso jaleaban las escenas más truculentas. Enseguida pensé en usted y en pedirle que escriba algo en Mundo Cristiano.


— ¿Y qué quieres que diga?


— Es que no lo sé… ¿Qué está pasando?


Mal acostumbrados


Muchas veces me lo he preguntado yo también, pero desde luego, el hecho es indiscutible: todos empezamos a acostumbrarnos a ver en la tele, en las películas y en los videos, escenas brutales, basura orgánica, hemoglobina, intestinos y vomitonas cinematográficas… Los efectos especiales hacen maravillas, y los telediarios de sobremesa no contribuyen precisamente a atenuar el problema.


Un paso más en el hedonismo


Lo que Nacho pregunta es si el fenómeno tiene un significado moral, o es sólo una cuestión de falta de sensibilidad y de mal gusto.


Yo, en efecto, estoy convencido de que hay algo más: en mi opinión, la epidemia de violencia sucia que padecemos es consecuencia directa del hedonismo. Se trata del último estadio de esa moral/amoral del placer, a la que hemos dedicado tantas páginas en esta sección. Y es que, cuando la búsqueda del goce inmediato se convierte en motor principal de la vida, las personas singulares y la entera sociedad terminan por sufrir un profundo colapso mental y ético.


Me explicaré. Para un hedonista consecuente, los demás seres humanos son simples "cosas". No los ve como personas dignas de amor, sino como cachivaches deseables o aborrecibles, que caen bien o mal según las sensaciones que le produzcan. Así nació la mujer objeto y el hombre objeto, el niño deseado y el no deseado (y el padre indeseable, por supuesto)… Ya hemos escrito sobre el tema en alguna ocasión.


Hasta el lenguaje que emplean para hablar de belleza refleja esta mentalidad. En el cine de los años 40 ó 50, las mujeres eran "adorables"; y se ponderaba su sonrisa, su mirada, su dulzura…, conceptos todos ellos que van bastante más allá de la pura descripción anatómica. De la misma manera, los sentimientos que despertaban esas personas se expresaban en términos que ahora suenan rancios y desfasados, porque aluden al amor, a la fidelidad, a la entrega, es decir, al espíritu. En las últimas décadas, en cambio, el hedonismo macarra ha impuesto su jerga zoológica hasta en las películas que consideramos limpias. Ya no importan los ojos de la protagonista ni mucho menos su mirada, sino eso que llaman eufemísticamente "sus medidas".


Pasados de rosca


El siguiente paso era previsible. La búsqueda del placer por el placer desvirtúa el placer mismo, lo priva de significado y por tanto lo envilece. Quiero decir que el goce de los sentidos es limpio y pleno cuando se experimenta como recompensa por una obra buena. Así el placer sexual es realmente alegre y humano si se disfruta como un don siempre inesperado y gratuito, fruto del amor que uno entrega. En cambio, cuando el placer se busca paranoicamente como único fin, defrauda siempre; y el alma se ensombrece, y queda en el cuerpo un poso insoportable de amargura.


El hedonista no sabe lo que es amar. Para él, la vida es un juego trivial, y las personas son sus juguetes. Busca sensaciones, las necesita cada día más fuertes e intensas, porque vive en perpetuo síndrome de abstinencia. Es como un niño caprichoso que, harto de sus cachivaches, termina por reventarlos para ver qué tienen dentro. Sus muñecos no le dan lo que él quiere, y se aburre. Está tan profundamente aburrido que lo único nuevo que puede encontrar en el juguete –en la persona usada– son sus tripas. Y ahí estamos.


— ¿Pero, entonces, ¿de qué se reían aquellos chavales de la película?


— También las hienas ríen después de comer carroña… Pero no quiero terminar con un chiste fácil. Entiendo que esa violencia nauseabunda corrompe como la peor pornografía. Enseña a los chavales que sólo somos sangre, sudor y vísceras; les incita a cosificar al prójimo… Pero también estoy seguro de que, cuando el hombre se hunde tanto y toca fondo, el espíritu se rebela.


Y cuando miro a tantos chicos y chicas que yo conozco, y los veo suspirar como suspiraban mis abuelos, me confirmo en que el cambio ya ha comenzado.

Enrique Monasterio
Un safari en mi pasillo

25M: Día de la Vida (Valencia)

miércoles, 26 de septiembre de 2007

No más ignorancia

La ignorancia es lo que más ayuda en el aumento del número de abortos.

Los antagonismos del feminismo de género

El feminismo de género, más conocido como feminismo radical, nace en la década de los sesenta en los Estados Unidos. Tras la Segunda Guerra Mundial, se crean condiciones que empujan a las mujeres a su inserción socio-laboral. Esto, aunado a los movimientos feministas vinculados a las ciencias sociales y las políticas liberales, crean las bases para construir un feminismo más agresivo.

El feminismo de género encuentra sus raíces en el feminismo marxista que establece la dicotomía mutuamente excluyente hombre vs mujer, femenino vs masculino en las afirmaciones de Federico Engels:

«el primer antagonismo de clases de la historia coincide con el desarrollo del antagonismo entre hombre y mujer unidos en matrimonio monógamo, y la primera opresión de una clase por otra, con la del sexo femenino por el masculino».

El feminismo de género, más conocido como feminismo radical, nace en la década de los sesenta en los Estados Unidos. Tras la Segunda Guerra Mundial, se crean condiciones que empujan a las mujeres a su inserción socio-laboral. Esto, aunado a los movimientos feministas vinculados a las ciencias sociales y las políticas liberales, crean las bases para construir un feminismo más agresivo.

El feminismo de género encuentra sus raíces en el feminismo marxista que establece la dicotomía mutuamente excluyente hombre vs mujer, femenino vs masculino en las afirmaciones de Federico Engels:

«el primer antagonismo de clases de la historia coincide con el desarrollo del antagonismo entre hombre y mujer unidos en matrimonio monógamo, y la primera opresión de una clase por otra, con la del sexo femenino por el masculino».

De esta manera, el feminismo de género parte de «la teoría del patriarcado» para justificar la «victimización» de las mujeres.

Otro elemento que definió al feminismo de género fue el pensamiento de S. de Beauvoir quien afirmó: «la Mujer no nace sino se hace», que adquiere un nuevo significado, ya que en su visión existencialista, De Beauvoir niega la esencia del Ser Mujer y apunta a la construcción del ser en el hacer, es la misma afirmación Sartriana: «El hombre se crea a sí mismo»,
estableciendo una nueva dicotomía excluyente: esencialismo vs constructivismo.

Al mismo tiempo, en el ámbito del psicoanálisis se discutía sobre el planteamiento que en 1923 había hecho Freud acerca del origen de la diferencia de los sexos y el sexo biológico como el fundamento para la construcción de la identidad masculina y femenina.

A finales de la década de los sesenta, Stoller (1968), apoyándose en los trabajos de Money, introduce en el psicoanálisis el concepto «núcleo de la identidad de género» para dar cuenta de la primera identificación masculina y femenina, que niñas y niños, a muy temprana edad, tienen de sí mismos antes del descubrimiento de la diferencia de los sexos. En su formulación el sexo se vincula a lo biológico, mientras que el género inscribe el componente comportamental y social. De esta manera el concepto de género, como el comportamiento femenino y masculino vinculado a lo social, cobra resonancia en el pensamiento feminista.

No es el feminismo quien inventa el concepto de género, pero sí quien lo convierte en un concepto central para la interpretación de las cuestiones relacionadas con las desigualdades entre hombres y mujeres. El feminismo, acostumbrado a establecer antagonismos, establece nuevas dicotomías: sexo vs género, naturaleza vs cultura.

El género se convierte en la herramienta para resistir la desigualdad de las mujeres por naturaleza y pugnar por la construcción social de la identidad femenina.

Pero el análisis de esta construcción de la identidad de género no se queda en un discurso que se refiere a lo femenino. Judith Butler, en su libro Gender Troubl,e problematiza el concepto binario de género femenino/masculino[5], reescribe a Simón de Bauvoir al considerar el género como construcción cultural y el género como elección[6], y retoma a Wittig, quien opina que «el sexo se produce de manera discursiva dentro de un sistema heterosexual represivo». Butler propone una subversión de la identidad sexual que rompa el marco binario femenino/masculino y apunte a la legitimación e inclusión de otras posibilidades de género como pueden ser los gays, las lesbianas y los bisexuales o a lo que también llama la performatividad del género.

El feminismo de género instaura el debate entre igualdad y diferencia. Presentando la diferencia como la diversidad, término opuesto a la unidad, el debate se amplía a una nueva dicotomía: unidad vs diversidad, no existe unidad, no existe identidad, todo es diverso y relativo. No es la mujer, sino las mujeres, no es la heterosexualidad, sino la diversidad sexual, donde la heterosexualidad es sólo una variable. El extremo plantea que la reconstrucción del género requiere el cuestionamiento radical de las dicotomías, incluida el par sexo/género.

La teoría de género, sostenida por el feminismo radical, como todos los errores, tiene una parte de verdad al plantear las injusticias cometidas hacia la mujer y hacia la niña y buscar eliminar su discriminación, pero se extralimita y no deja de ser heredera de las ideologías totalitarias y las filosofías agnósticas y relativistas que olvidan que el ser humano está llamado a orientarse a una verdad que lo trasciende. Los promotores de la ideología de género dan soluciones basadas en criterios pragmáticos y de casuística que alimentan la cadena causal hegeliana de la conciencia/acción, la complejización de la experiencia constantemente reconstruida por el recuerdo y el provenir deseable subjetivo. En lugar de concentrarse en la capacidad que tiene el ser humano para conocer la verdad, ha preferido alimentar el odio entre hombres y mujeres, la violencia y la discriminación.

Como vemos, las coordenadas que enmarcan la ideología de género como antagónicas e irreconciliables, realmente no lo son. Los supuestos antagonismos son, en realidad, complementarios e incluyentes, se enriquecen mutuamente.

Hombre vs. mujer - Femenino vs masculino: El antagonismo hombre mujer no es tal. Hombre y mujer somos la humanidad, una unidad bidimensional y cada uno aporta su propia riqueza a la humanidad, ninguno puede usurpar o pretender suplantar al otro.

«Feminidad y masculinidad son entre sí complementarias no sólo desde el punto de vista físico y psíquico, sino ontológico. Gracias a la dualidad de lo masculino y de lo femenino, lo humano se realiza plenamente, pero con una modulación diversa y complementaria».

Sexo vs Género: El sexo es constitutivo de la persona y no sólo un atributo de la persona. La identidad de género no se construye, se construyen los símbolos que expresan esa identidad. El modo de expresar lo femenino y lo masculino se construye diferente en cada cultura, pero prevalece el Ser femenino y masculino. Por lo tanto, no es la representación simbólica la que crea la identidad femenina y masculina, es la identidad de género femenina y masculina la que construye la diferencia simbólica. No hay divorcio entre sexo y género. El sexo precede al género, se proyecta en el género, pero el género contribuye poderosamente a su perfección.

«La función del sexo, que en cierto sentido es «constitutivo de la persona» (no sólo «atributo de la persona»), demuestra lo profundamente que el hombre, con toda su soledad espiritual, con la unicidad e irrepetibilidad propia de la persona, está constituido por el cuerpo como «él» o «ella».

Esencialismo vs constructivismo / Naturaleza vs cultura: No hay rivalidad entre lo que somos por naturaleza o por esencia y la capacidad que tenemos para construir nuestro entorno social. Hombre y Mujer fuimos creados desde el principio (Gn 1,27), este es un principio de esencia. Ser hombre y ser mujer no es una condición accidental del cuerpo, somos hombre o mujer por esencia, en cuerpo y alma y al mismo tiempo, por nuestras facultades volitivas y racionales, somos capaces de transformarnos y transformar nuestro entorno. Capaces de construir cultura, de construir la historia y de perfeccionarnos en ella.

«El ser humano, ser racional y libre, está llamado a transformar la faz de la tierra. En este encargo, que esencialmente es obra de cultura, tanto el hombre como la mujer tienen desde el principio igual responsabilidad. En su reciprocidad esponsal y fecunda, en su común tarea de dominar y someter la tierra».

Unidad vs diversidad: La «diversidad sexual» en sus diferentes matices, gays, lesbianas, transgéneros, etc., no es otra cosa que la crisis de identidad que padece la sociedad actual. La búsqueda de la identidad sexual es el reflejo de que se ha roto la visión de la identidad y unicidad de la persona, es una búsqueda de la identidad personal.

«En su reciprocidad esponsal y fecunda, en su común tarea de dominar y someter la tierra, la mujer y el hombre no reflejan una igualdad estática y uniforme, y ni siquiera una diferencia abismal e inexorablemente conflictiva: su relación más natural, de acuerdo con el designio de Dios, es la «unidad de los dos», o sea, una "UNIDUALIDAD" RELACIONAL, que permite a cada uno sentir la relación interpersonal y recíproca como un don enriquecedor y responsabilizante».


María Osiris Reyes
conoZe.com
20.IX.2007

martes, 25 de septiembre de 2007

Todos somos necesarios

Cada ser humano es único e irrepetible: el aborto es un atentado contra la biodiversidad.

Bioética y Sociedad. Por quinta vez

La disability activist ?no entro en si hay que usar el término de activistas de la «dependencia» o de la «discapacidad», han impedido la aprobación de una ley que legalizaba el suicidio asistido en California. En los últimos doce años, en este estado americano se han presentado cinco propuestas para legislar este tipo de eutanasia. La última: The California Compassionate Choices Act, muy semejante a la que se aprobó en Oregón en el año 1997, tampoco ha salido adelante, del mismo modo que fracasaron los referéndums que se llevaron a cabo recientemente en los estados de Michigan y Maine. En todo el mundo solo dos estados: Holanda y Bélgica, han legalizado ?o despenalizado la eutanasia, y uno: Suiza, admite un cierto tipo de suicidio asistido.

«Nosotros no nos protegemos con una argumentación moral o religiosa. Nosotros hablamos de política pública», declaraba Ann Guerra, aquejada de esclerosis múltiple y directora ejecutiva de un centro de trabajo en Grass Valley, California.

Anne Golden, analista de la Disability Rigths Educatios & Defense Fund, explica que el fracaso en los últimos años de las propuestas de legalización de la eutanasia en veintiún estados de EEUU, se ha debido a que, en este tema, «se han unido ciudadanos de izquierdas, de centro y de derechas, y por eso no ha influido el que fuesen estados más progresistas o no».

Frente a la argumentación teórica basada en la autonomía absoluta de la persona como único referente, estos disability activist, acuden a lo que fácilmente ocurriría en la práctica. El cuidado de las personas que están en su situación es caro. Los servicios sociales tienden a disminuir el gasto y eso podría provocar unas situaciones de sufrimiento en las que no valdría la pena vivir. La misma sociedad, renuente a gastar dinero, fomentaría una visión injusta de esas personas al contemplarlas como un peso muerto para el progreso de la sociedad. Laura Remsom, 62 años, con esclerosis múltiple y diabetes, señala que «para la gente que está disabled y que quiere llevar una vida activa, es muy duro ver que el gobierno está intentando cortar gastos y que al mismo tiempo se está hablando del suicidio asistido, que sería una magnífica solución para disminuir esos gastos y dejar a cada uno con la conciencia tranquila».

Hace unos meses en un Congreso internacional que se inclinaba hacia la legalización de la eutanasia ?así se había organizado, me encontré con Javier Romañach. En una mesa redonda que moderaba lo presenté como Informático, que trabajó en el CERN de Ginebra y en diversos proyectos espaciales y de Defensa. Cuando después pudimos hablar con más tranquilidad, Javier, que quedó parapléjico en 1991, me habló de que su profesión actual era «agente social». A la vista de cómo se estaban poniendo las cosas en nuestra sociedad, se dedicaba a estudiar los temas relacionados con su situación y a exigir a la sociedad que se le mirase cara a cara y no desde arriba. En España se suele presentar una argumentación que sólo tiene en cuenta los deseos que algunos de que la sociedad les provea de los medios para suicidarse. Por otra parte se afirma una visión de la sociedad como un mecanismo perfectamente engranado en el que no se produce ningún fallo, ni hay intereses personales, y en el que todo el mundo obra el bien.

Por el contrario, el estado de New York en el año 1997 en el informe When Death Is Sought: Assisted Suicide and Euthanasia in the Medicar Context, se veía abocado a rechazar cualquier legalización entre otras cosas porque «aunque se impone una carga a algunos individuos que están en pleno uso de sus facultades mentales y que, tras ser correctamente informados, deciden acortar la vida de forma artificial con apoyo ajeno. Sin embargo, esta legalización supone una amenaza para un número mucho ma­yor de personas que podrían acogerse a esta opción sometidas a depresión, coacción o un dolor intenso que no recibiera tratamiento». Y es que «la política no puede basarse en un situación ideal cuando la rea­lidad muchas veces es muy distinta».

domingo, 23 de septiembre de 2007

Aborto: nuestro drama moral

El genocidio del aborto perdura por la desinformación. Hay que verlo para creerlo.

El Ritmo de la Vida

¿Qué significa? En verdad que si lo supiésemos dejaríamos correr el ritmo de la vida y diríamos no al aborto.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Hay que echarle valor... y amor

La pequeña María acaba de nacer. Fue operada de espina bífida en el útero materno porque los médicos se sintieron capaces... y porque sus padres descartaron de plano la opción fácil: el aborto.

María José y Francisco han dado a su hija la oportunidad de vivir. Muchos no lo habrían hecho. Muchos no lo hacen. La pequeña María padece de espina bífida en su forma más extrema, el mielomeningocele, que es considerado por los médicos como "la malformación congénita más grave compatible con la vida".

La ley acopara a quienes decidan que la apuesta es demasiado arriesgada, que la hidrocefalia, los problemas motores, la incontinencia... que pueden afectar en el futuro a su hijo aún no nacido le condenarían a una vida de sufrimiento. La alternativa legal es el aborto. No hay riesgos, ni padecimiento. Tampoco hay vida. Buena parte de la sociedad -¿mucha? ¿poca?- apoya también la idea de que seguir adelante entraña demasiadas complicaciones para el niño y demasiados problemas para los padres. La alternativa social también es el aborto. No hay preocupaciones, ni años de desvelos. Tampoco hay vida.

María José y Francisco admiten, desde el hospital sevillano Virgen del Rocío, donde el jueves nació su hija, que "fue una decisión difícil", pero "soy católica –dice la madre– y desde el principio descarté el aborto... queríamos darle una oportunidad a la niña".

En Málaga, donde viven, les diagnosticaron la malformación del feto y les informaron de la posibilidad legal de abortar. Buscaron en Sevilla una segunda opinión médica. El problema era grave. La niña podía ser operada en Estados Unidos, o en Brasil. En Europa nunca se había hecho. Además, la intervención no cura la espina bífida ni garantiza por completo que la niña quede libre de secuelas, aunque sí ofrece una alta probabilidad de minimizarlas.

Operada con éxito en el útero materno

Los médicos del Virgen del Rocío se atrevieron a proponer que ellos podían hacerlo. Asumieron la parte del reto que les correspondía. María José y Francisco no lo dudaron. La pequeña María fue intervenida en el útero de su madre a las 26 semanas de gestación. Volvieron a colocar la parte de su médula espinal afectada en su lugar, bajo el arco protector de las vértebras lumbares, de donde nunca debió salir. Ha pasado ya mes y medio de aquello y acaba de nacer. Hoy tiene tres días de vida.

Aunque es pronto para valorar el estado de María, y sobre todo la calidad de la vida que tiene por delante, las expectativas médicas son buenas. Hay esperanza. El equipo de neurocirugía ha hecho lo que se esperaba de ellos, un buen trabajo. Lo que cualesquiera especialistas capacitados hubiesen hecho en su lugar. Pero el verdadero éxito no ha sido de la medicina. El aplauso, la medalla de oro, son para los padres de María porque no todos habríamos tenido el mismo valor, la misma fe... el mismo amor.

S. BASCO
Domingo 9 de Septiembre de 2007 ABC

martes, 18 de septiembre de 2007

Pena de muerte y aborto

Quizá parezca un sueño, pero muchos luchan por conseguir una moratoria mundial de la pena de muerte. Grupos políticos, movimientos sociales, personas que pertenecen a distintas religiones, se unen para alcanzar esta meta. Parlamentos de algunos países apoyan el proyecto, y buscan que los organismos internacionales (Unión Europea, Naciones Unidas) asuman un proyecto tan ambicioso.

Quienes han manchado sus manos con asesinatos miserables, merecen ser castigados. Los familiares de las víctimas necesitan un fuerte apoyo humano, moral, económico, jurídico, para afrontar el dolor y los daños producidos por culpa de injusticias criminales.

El estado nunca debe olvidar su misión de defender la justicia, proteger a los inocentes y garantizar indemnizaciones suficientes para las víctimas. A la vez, el culpable merece un castigo adecuado a sus faltas, que le permita recapacitar, arrepentirse, incluso resarcir de algún modo a quienes han sufrido daños directos o indirectos por sus delitos.

Creemos, sin embargo, que ya no haría falta recurrir a la pena de muerte para lograr estos objetivos. Los motivos a favor de la abolición son muchos y de peso. En primer lugar, recordemos que ya existen, en muchos países, cárceles y sistemas judiciales capaces de castigar, aislar y prevenir el crimen.

En segundo lugar, hay que reconocer que la pena de muerte deja de lado un aspecto propio del castigo, que consiste en dar tiempo y ocasiones para la reeducación e, incluso, para la reinserción social de los delincuentes.

En tercer lugar, y aquí entramos en un punto clave, un criminal no pierde nunca su dignidad humana. Su delito ha mostrado su bajeza, su cobardía, su espíritu miserable. Pero ello no le niega su condición profunda de ser humano libre, capaz de arrepentirse, de comenzar una nueva vida, de pedir perdón y de ser perdonado.

Reconocer la dignidad del reo es un punto clave en la lucha contra la pena de muerte. Ningún ser humano puede ser considerado tan miserable como para ser tratado como alguien que no merece vivir. Por eso resulta trágico constatar que exista a veces más interés en proteger a los animales que en trabajar por mejorar las condiciones de salud y de bienestar que merecen los presos. Muchos de ellos viven en cárceles que no facilitan la reinserción social, si es que esos lugares de prisión no llegan a convertirse en centros donde se da todo tipo de injusticia y de perversiones morales.

Es justo, por lo tanto, defender la dignidad y la vida de los asesinos. La pena de muerte no debería ser usada como medio punitivo, ni como sistema para promover la justicia. Existen caminos mucho más eficaces para reparar los daños y para expiar el delito de los malhechores.
Pero luchar contra la pena de muerte, contra la ejecución de personas declaradas culpables, y olvidar que cada año mueren millones de hijos en el seno de sus madres es una injusticia de proporciones planetarias.

¿Por qué existen tantas personas y grupos dedicados a salvar la vida de asesinos mientras, al mismo tiempo, esas mismas personas y grupos se muestran tan indiferentes ante la vida de millones de embriones y fetos inocentes?

Sólo podremos romper el círculo de indiferencia o de complicidad en el tema del aborto cuando tengamos el valor de decir que cada hijo merece justicia, protección, cariño.

La vida de un embrión, de un feto, está en sus momentos iniciales, se abre al futuro, avanza hacia la inserción social. Si tenemos esperanza en que un criminal pueda cambiar de vida e, incluso, pueda convertirse un día en un hombre de bien, ¿por qué no respetar a los millones de seres humanos que tanto bien podrán hacer en el mundo de los adultos si les dejamos nacer?
Será un gran día para la humanidad si se consigue no sólo una moratoria mundial, sino la abolición en todo el mundo de la pena de muerte. Será un día mucho más importante y luminoso el que llegue a ver cómo asociaciones civiles, partidos políticos, intelectuales, medios de comunicación social, empresarios, artistas, parlamentos, gobiernos, organismos internacionales, se unen para proteger la maternidad y defender la vida de los no nacidos.

No se trata de una utopía. Muchos países ya han decidido abolir la pena de muerte. Esperamos que esos mismos países y muchos otros abran los ojos y lleguen a abolir, sin condiciones, el aborto en todas sus formas. Lo cual será posible cuando reconozcan simplemente, sin condiciones, que la vida de cada ser humano, también del no nacido, merece siempre justicia, respeto y, sobre todo, amor.

Fernando Pascual, LC. Doctor
en filosofía por la Universidad Gregoriana.Profesor de Hª de Filosofía, Filosofía de la Educación y Bioética.
conoZe.com
12.IX.2007

lunes, 17 de septiembre de 2007

El extraño derecho a matar

Juan Pablo II Magno, en su Carta Encíclica Evangelium Vitae, dejó dicho que se hace necesario respetar «el valor sagrado de la vida humana desde su inicio hasta su término» y que cada ser humano tiene derecho a «ver respetado totalmente este bien primario suyo» (EV 2)

Pero, antes de eso, Pablo VI, en su Carta Encíclica Humanae Vitae dice que «En cuanto a los «medios» para la procreación responsable, se han de rechazar como moralmente ilícitos tanto la esterilización como el aborto» (HV 14)

Por lo tanto, queda claro que no es posible amparar, bajo ningún punto de vista, el caso, eminentemente inmoral, del aborto.

Pero, como el ser humano es reincidente, sobre todo en lo malo, últimamente, ha vuelto a saltar a la actualidad este tema tan alarmante. Como no es de extrañar, el sentido de esta vuelta al presente es puramente político pues, al parecer, en Navarra se está utilizando este tema del asesinato de seres humanos como bandera de presión en el Parlamento de esa Comunidad Autónoma.

Y la verdad es que resulta bueno, aunque esto pueda parecer una monstruosidad, que por motivos como el citado antes tengamos que plantear, replantear, este tema tan difícil de comprender para un ser humano. Aunque sea por egoísmo, la perpetuación de su especie ha de ser, además de mandato divino, obligación primera de cualquiera.

Al menos, en España y cada año, se producen unos 100.000 abortos. Esta cifra, que supone por sí misma, algo tremendo y sobre lo que habría mucho que decir, supone, dicho pronto, que cada doce meses dejan de existir, de vivir, de estar entre nosotros el número de personas que poblarían una ciudad bastante notable, de las que no hay muchas en España. Y esto no es, sin embargo, lo peor a pesar de que sea muy grave.

Muchas veces se utiliza el aborto como tema a traer a la discusión política como si de lo que se tratara fuera de decidir sobre por dónde va a discurrir una carretera o si se aprueban o no ciertos impuestos. La falta de humanidad de los que así piensan es notable y da qué pensar a quienes creemos que la vida humana, y la dignidad que la conforma no pueden ser objeto de trato como si de algo negociable se tratara.

Muy bien dice la Instrucción sobre el respeto a la vida humana naciente y la dignidad de la Procreación (Donum Vitae) que «El ser humano ha de ser respetado como persona desde el primer instante de su existencia». Por eso no se puede admitir, sin manifestar la más enérgica protesta (es el mínimo derecho que nos queda) por el hecho de que se pueda vincular determinados beneficios para nadie, llevar a cabo un aborto y mucho menos cuando se utiliza tal acto, deplorable para la una mentalidad humana que se tenga por digna, como arma electoral.

Sin embargo, con ser esto muy difícil de entender, lo que es menos digerible es lo que, en sí mismo, supone este crimen contra la humanidad concentrado, su ejercicio, sobre aquellos que son más vulnerables pues, evidentemente, no puede defenderse un feto de los instrumentos que le van a causar la muerte.

¿Quién puede arrogarse el derecho a matar?

A parte del Estado en el ejercicio del mismo, en casos muy determinados y sólo en algunas naciones, nadie puede utilizar eso que deja de ser derecho para ser abuso (y esto es lo contrario de un uso legítimo de lo que es justo) para, sea cual sea la intención, acabar con la vida del nasciturus. No es que no se pueda acoger a los determinados «casos establecidos en la legislación» (excusas nada más) pues si está establecido así es evidente que, legalmente, puede hacerse uso de los mismos sino que, yendo más allá de ese sentido puramente rastrero de la comprensión de la Ley, el derecho que debe de prevalecer es el derecho, básico y humano, a la vida.

Ese supuesto derecho, el de matar mediante el aborto (hipócritamente llamado interrupción del embarazo) del feto que se merecía vivir, no puede ser atribuido a persona alguna. Sustituir, en el hecho de la creación (negándola) a Dios debería ser tenido en cuenta como actuación muy grave y algo que sería conveniente fuera reprochado a quien corresponda en cada momento que corresponda. Otra cosa es silenciar el grito del que ya no puede nacer porque ve truncada su existencia, muchas veces, por puras «razones» egoístas.

Y no se puede producir, por lo dicho hasta ahora, ese silencio voluntario de parte de los cristianos y, por ello, de los católicos. Por si tenemos alguna duda, el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (en su número 231) dice, refiriéndose a las familias (pero extensible a cualquier persona individual, claro) que «Las familias cristianas tienen, en virtud del sacramento recibido, la peculiar misión de ser testigos y anunciadoras del Evangelio de la vida. Es un compromiso que adquiere, en la sociedad, el valor de verdadera y valiente profecía. Por este motivo, «servir el Evangelio de la vida supone que las familias, participando especialmente en asociaciones familiares, trabajan para que las leyes e instituciones del Estado no violen de ningún modo el derecho a la vida, desde la concepción hasta la muerte natural, sino que la defiendan y promuevan» (en palabras, las últimas, de Juan Pablo II, en su Carta Encíclica Evangelium Vitae, 93)

¿Cabe, pues, algo sobre lo que sostener el inexistente derecho a matar al que no ha nacido?

En este caso particular, ha sido en la Comunidad Foral de Navarra donde ha surgido el tema, de nuevo, porque al parecer en aquellas tierras de España, existe un muy alto número de médicos que se oponen a practicar abortos.

Quizá si nos ponemos a pensar por qué en el resto de España no se producen polémicas como ésta llegaremos a la terrible conclusión que hiela la sangre en las venas: se ha asumido el aborto como algo normal y eso, se diga lo que se diga, no puede ser bueno para la salud mental de una nación. Mucho menos para su futuro.

Eleuterio Fernández Guzmán
. Abogado y periodista
conoZe.com
12.IX.2007

domingo, 16 de septiembre de 2007

Doctor House: La relación entre televisión y bioética


Existe una curiosa relación entre televisión y bioética, explica el doctor Carlo Valerio Bellieni, del Departamento de Terapia Intensiva Neonatal del Policlínico Universitario «Le Scotte», de Siena, y miembro de la Academia Pontificia para la Vida.

Constatando el enorme éxito que tienen las series de médicos y hospitales, el experto en bioética ha analizado, en particular, la serie «Doctor House», estrenada en Estados Unidos en 2004 por la cadena Fox, y entre 2006 y 2007 en varios países de lengua española.


«Es una serie que muestra algo interesante: saliéndose del rebaño, el doctor no se deja llevar por las alabanzas a las bien conocidas cúspides del relativismo ético en Medicina», que Bellieni describe así: «el paciente es último tribunal; el médico un “proveedor de un servicio”; no existe capacidad alguna para dar juicios morales sobre los comportamientos en Medicina».


Políticamente incorrecto


Doctor House, con su autonomía de juicio, es «políticamente incorrecto» –«aunque con alguna excepción»–, añade el científico. Lo curioso es que estos juicios proceden de un personaje «en constante lucha con el mundo».


«La fuerza de la serie está precisamente en la transformación del protagonista, en sus dudas y sus límites».


El telefilme parece ser una apología de la frialdad ante el paciente: narra la historia de un médico (Gregory House) misántropo y antipático, que no quiere tener contacto humano con los pacientes.


«Esta distancia, debida a su propio sufrimiento existencial y físico, es sin embargo sólo aparente. Aún permaneciendo descortés y asocial, en cada momento y con insistencia trata de llegar al fondo de la persona que debe curar», explica el doctor Bellieni.


«Parte de su propio sufrimiento pasa por reconocer el de los demás, y a veces es justo este ensimismamiento el que le hace ver cosas que no ven quienes le rodean».


«Habla de manera brusca con los pacientes para convencerles de que acepten un determinado tratamiento, no para secundarles. Sabe que existe un buen comportamiento médico y uno equivocado, y quiere que sus pacientes elijan el bueno».


¿Paternalismo?


Algunos podrían acusar al doctor House de paternalismo. Pero su colega en la vida real considera que este defecto podría ser mucho mejor «que quien deja al paciente solo ante un diagnóstico hecho de palabras y cifras, “libre” de elegir si quiere morir o vivir».


«En resumen: a menudo las palabras, y ciertas palabras dulces y piadosas muy de moda –nos dice con una paradoja el autor del telefilme–, sirven para disfrazar la distancia entre las personas», aclara.


«Todo esto –constata el experto en bioética– se subraya muy bien con la columna sonora, muy rica en música de tema religioso, y que muestra la insatisfacción de una vida sin sentido; entre las piezas musicales están por ejemplo la bellísima “Desire” de Ryan Adams o “Hallelujah” de Jeff Buckley», indica.


Valores


Bellieni ha percibido valores en esta serie. El primero, explica, es que «el médico no es el “proveedor de un servicio”, para quien cada solicitud de un paciente es igual a cualquier otra, sino que sabe distinguir entre una buena respuesta y una mala, y sabe encontrar la fuerza de no proporcionar la segunda».


Por ejemplo, explica, «House mantiene la vida del músico de jazz con tubos, a pesar de que todos tienen miedo de transgredir su “testamento biológico”; y también su colega “Cuddy” hace algo similar: a la petición de una inyección de morfina, en realidad le inyecta un placebo».


En segundo lugar, recuerda, «la relación entre médico y paciente nunca tiene un solo sentido. No está sólo el que da (el médico) y el que recibe (el enfermo), sino que el médico, o bien se pone en actitud de aprender del enfermo, de su fuerza y de su empeño –percibiendo las señales escondidas que lanza...–, o de lo contrario daría un tratamiento truncado, ineficaz».


«House cura a un niño autista logrando, sólo él, entrar en contacto con el niño; y no sólo esto sino que, al final –cuando parece dejarse atrapar por el pensamiento de que quizá curar a un niño autista, al que es muy difícil guiar, es una especie de encarnizamiento terapéutico–, el niño se le acerca, le mira a los ojos y le regala su juguete...».


«Estupendo para todos –un niño autista raramente fija la mirada en otro ni mantiene relaciones– y llena de alegría, a pesar de la certeza de la grandísima dificultad, a sus padres; incluso le da al doctor House la ocasión de reflexionar sobre sí mismo».


«El protagonista va incluso a hablar con una mujer de empresa, deprimida, que espera que la pongan en lista de espera para un transplante de corazón, y le pregunta gritando: “¿Pero quieres vivir? ¡Dímelo, porque incluso yo todavía no lo sé!”. Y no lo hace para que ella haga un “testamento biológico” sino para despertar en ella (¡en sí mismo!) el amor a la vida».


Un hombre con errores


«Ciertamente, House, como persona, no es un santo y a veces se equivoca en sus decisiones morales. Pero si se tratara de un santo, ¿sería así de sorprendente oírle arremeter, como de hecho sucede, contra la droga o el sexo incestuoso, o contra la fecundación heteróloga [en la que participa una tercera persona diferente a los padres legales, ndr.]? ¿Sería tan “fuerte” oírle hacerse preguntas sobre la humanidad de un feto?».


«En algunos momentos, los comentarios positivos vienen de otros personajes de la serie. Por ejemplo, cuando, frente al cinismo de House, la ayudante pregunta: “Pero, ¿es que hace falta ser religioso para comprender que un feto es vida?”. O la colega a quien preguntan por una niña que perderá el brazo, “qué calidad de vida tendrá” y ella responde: “La vida tiene siempre cualidades”».


Estupor ante el paciente


«El doctor House se deja sorprender. Se equivoca, enseña los dientes, pero sabe reconocer lo humano cuando lo encuentra. Este un aspecto importante, a menudo olvidado en la actividad médica: el estupor hacia la misteriosa humanidad de un paciente».


«House se deja abrazar por la niña con tumor, a la que ha prolongado la vida por un año, e impresionado por la fuerza moral de la pequeña, llega a cambiar su estilo de vida».


«Se queda maravillado ante la manita del feto que sale del útero materno , durante una operación, y roza la suya. Se queda todo el día mirando el dedo con el que tocó la manita, preguntándose quién es esa vida que nadie considera como humana (quizá ni siquiera él), pero que le ha acariciado».


«Su estupor es la base de su habilidad para curar», revela Bellieni.


«House parece no estar nunca para los pacientes... no es un médico bondadoso, está lleno de dolor; pero atesora una exigencia de significado que no le deja desesperarse. Por esto impresiona, en un momento en el que parece que sólo el propio capricho tenga valor, en especial en medicina», concluye el experto en bioética.

ROMA, lunes, 10 septiembre 2007 (ZENIT.org)

martes, 11 de septiembre de 2007

El nombre de la mujer en vano

"Estoy cansada que utilicen el nombre de la mujer en vano. Soy mujer y me opongo a que se utilice mi nombre como si no fuera yo capaz de hablar por mí misma".

La ley del aborto del DF de México la aceptaron justificándose en que de esta forma evitarían que murieran muchas mujeres en los abortos clandestinos. Todo esto es una táctica que utilizan en todo el mundo para pasar leyes en contra de la vida.

Una mentira que se repite de continuo

En un artículo reciente el Doctor Dr. Bernard Nathanson dice:

“Soy responsable directo de 75.000 abortos, lo que me empuja a dirigirme al público poseyendo credibilidad sobre la materia. Fui uno de los fundadores de la Asociación Nacional para Revocar las Leyes sobre el Aborto en E.E. U.U, en 1968 una encuesta veraz hubiera establecido el hecho de que la mayoría de los norteamericanos estaban en contra de leyes permisivas sobre el aborto. No obstante, a los 5 años habíamos conseguido del Tribunal Supremo que legalizara el Aborto en 1973.

¿Como lo conseguimos? Es importante conocer las tácticas que utilizamos, pues con pequeñas diferencias se repitieron con éxito en el mundo Occidental. Nuestro primer gran logro fue hacernos con los medios masivos; les convencimos de que la causa proaborto favorecía a un avanzado liberalismo y sabiendo que en encuestas veraces seríamos derrotados, amañamos los resultados de supuestas encuestas y los publicamos en los medios…

Fue la táctica de exaltar la propia mentira y conseguimos un apoyo suficiente amañando el número de abortos ilegales que se producían anualmente en E.E. U.U. Esta cifra era de 100.000 aproximadamente, pero la que reiteradamente dimos a los 'medios' fue de 1.000.000. Y una mentira lo suficientemente reiterada la hace verdad al público. Y el número de mujeres que morían anualmente por abortos ilegales oscilaba entre 200 y 250... Pero la cifra que continuamente repetían los 'medios' era 10.000... Y a pesar de su falsedad fue admitida por muchos norteamericanos convenciéndoles de la necesidad de cambiar las Leyes sobre el aborto. Otro mito que extendimos entre el público, es que el cambio de las Leyes solamente implicaría que los abortos que se practicaban ilegalmente, pasarían a ser legales. Pero la verdad es que actualmente, el aborto es el principal medio para controlar la natalidad en EE.UU. Y el número de anual de abortos se ha incrementado en un 1500%, 15 veces más”.

Parecía verdad por ser tan exagerado

Pensemos como han utilizado el nombre de la mujer en vano. Lo hacen para que el mundo defienda los derechos de los que no pueden hablar por si solos… y por eso ahora vamos a matar a los niños que no pueden defenderse en el útero. Cuando le preguntan a las diputadas si ellas lo harían la mayoría dicen que no. Si hay mujeres que no quieren tener hijos, hay muchos métodos para lograrlo… y el mejor y más seguro de todos: la abstinencia…. Pero no es lícito que utilicemos las mentiras para lograr un negocio, porque de negocio se trata. La demagogia de los medios es muy conveniente… ya no llamamos al bebé, si no lo llaman “producto” es muy fácil deshacerse de un producto, pero es mas difícil deshacerse de un bebe o de un ser humano.

Hay métodos seguros aunque no son negocio

El Dr. Nathanson también dice:

“¿Cómo pasé de ser un destacado abortista a un Abogado Pro Vida? En 1973 llegué a ser Director de Obstetricia en un gran Hospital de la ciudad de Nueva York, y tuve que iniciar una unidad de investigación perinatal; era el comienzo de una nueva tecnología que ahora utilizamos diariamente para estudiar el feto en el útero materno. Un típico argumento pro aborto es aducir la imposibilidad de definir cuando comienza el principio de la vida, afirmando que ello es un problema teológico o filosófico, no científico. Pero la Fetología demuestra la evidencia de que la vida comienza en la concepción y requiere toda la protección de que gozamos cualquiera de nosotros.

Usted podría preguntar: ¿Entonces, por qué algunos Doctores, conocedores de la Fetología, se desacreditan practicando abortos? Cuestión de aritmética: A 300 dólares cada uno, un millón quinientos cincuenta mil (1.550.000) abortos en los Estados Unidos, implican una industria que produce 500 millones de dólares anualmente. De los cuales, la mayor parte van a los bolsillos de los doctores que practican el aborto. Es un hecho claro que el aborto voluntario es una premeditada destrucción de vidas humanas. Es un acto de mortífera violencia.

Debe de reconocerse que un embarazo no planificado plantea graves y difíciles problemas. Pero acudir para solucionarlos a un deliberado acto de destrucción supone podar la capacidad de recursos de los humanos; y subordinar el bien público a una respuesta utilitarista a un problema social”.

Un negocio imponente

La confesión del Doctor Nathanson nos indica que se utiliza el nombre de la MUJER en vano para que algunos se hagan multimillonarios y como detrás de la mayoría de las decisiones que tiene que ver con la mujer hay un lucro de algunos que una vez mas explota al “sexo débil” para su provecho. Supongo que muchas mujeres también han lucrado de todo ese negocio falso y han puesto como pretexto el proteger a las mujeres que no pueden hablar por sí solas.

La manipulación de la mujer con fines económicos

Por favor, mujeres, infórmense bien, escuchen las dos versiones y después tomen sus propias decisiones. No dejen que como en los tiempos antes de la emancipación femenina, dejemos que los demás tomen las decisiones por nosotras, ahora aun siendo legal abortar, no lo hagan, escuchen a sus conciencias hay muchas alternativas, desde la adopción. Muchos hablan de los embarazos provenientes de una violación. Hay que castigar al violador, no a la criatura que no puede defenderse. QUE DEJEN DE UTILIZAR EL NOMBRE DE LA MUJER EN VANO, porque no necesitamos que nadie nos represente podemos representarnos solas. Somos seres humanos pensantes que podemos tomar decisiones de vida y no de muerte.

Marina Galzerano
Mujer Nueva

lunes, 10 de septiembre de 2007

Cuando la muerte corta la cinta

Diecisiete años luchó contra el cáncer. Jane Tomlinson corrió maratones, triatlones, a pie o en bicicleta, y recaudó tres millones para investigación. Perdió su última carrera, pero ganó la admiración de todos.

Tal vez corría para escapar a su destino. Puede que lo hiciera para demostrarse a sí misma y a los demás que de nada vale sentarse en casa a esperar la muerte. Zancada tras zancada, los pies de Jane Tomlinson se movían impulsados «por la frustración más que por la rabia». Pedalada tras pedalada, sus piernas la llevaban en volandas más allá «porque correr es mantener alejado el sentimiento de inutilidad». Un kilómetro más. Siempre un kilómetro más.

Su larga y agónica pesadilla empezó un mal día de 1990, cuando Jane, una joven radióloga de 26 años, casada y ya con dos hijas, supo que tenía un cáncer de mama. Asustada y esperanzada a un tiempo, pasó por una mastectomía. Cuatro años más tarde el cangrejo fatal volvió a hincarle las pinzas. Un poco más asustada y menos esperanzada, se sometió a quimioterapia y radioterapia. Todo pareció ir bien al principio, tanto que Jane y Mike, su esposo, decidieron tener un tercer hijo, Stevenson, que nació en 1997.

Tres años después, el tumor, que parecía dormido, despertó en una metástasis que los médicos entendieron como fatal. Había prendido en el pulmón. Había calado en los huesos. Le dieron seis meses de vida. Tal vez se desorientó. Quizá se le hundió el firmamento. Pero nadie lo supo. Lo que todos vieron fue una explosión de rebeldía. La energía infinita del corazón, más fuerte e inagotable que la de las estrellas, prendió en su interior y se puso a correr.

"...porque de nada vale sentarse en casa a esperar ..."

En 2003, fue la primera persona sometida a quimioterapia que corrió una maratón. Como la prueba reina del atletismo tiene algo de trágico desde que Filípides reventara tras correr hasta Atenas para anunciar la victoria sobre el persa, Jane decidió repetir varias veces. Empujada por su propia tragedia. Y ganó varios triatlones «ironman», una prueba para hombres de hierro. Y pedaleó desde Roma a Leeds. Y atravesó Estados Unidos de costa a costa en bicicleta...

Recaudó casi tres millones de euros para investigar el cáncer y otros fines benéficos. Se colgó del cuello no una medalla de oro, sino la admiración de millones de personas. No fue campeona del mundo, sino reina de corazones cuando Isabel II le rindió honores como heroína del Reino Unido. Y corrió, corrió, corrió...

Hasta que, a primeros de 2005, el asesino que habitaba sus huesos le impidió caminar. Entonces se volcó en su libro, «El lujo del tiempo»: no lo malgastéis, quiso decirnos. Ayer murió, a los 43 años. Terminó su última carrera. Jane la perdió. Todos la perdemos. Pero si el alma tiene piernas, Tomlinson correrá, correrá, correrá... para siempre.

S. BASCO
ABCMiércoles 5 de Septiembre de 2007

jueves, 6 de septiembre de 2007

El dolor y su sentido

La tierra ha temblado en el Perú, sembrándolo de destrucción y dolor. El argumento es tan viejo como falaz: el mal testimoniaría en contra de la existencia de Dios o de su bondad o de su omnipotencia, o de ambas. En realidad, no es sino una forma más de la soberbia, presunción e ignorancia humanas. Siempre es necesario hacer distinciones. Cabe así distinguir entre un mal metafísico, físico y moral. El mayor problema teológico lo entraña el primero, el mal metafísico, aunque para las mentes más superficiales el escándalo proceda de los otros dos. Y es que el primero lo ignoran esas inteligencias romas, y no sin motivo pues si niegan lo metafísico difícilmente admitirán un mal de esa naturaleza.

El mal físico

El mal metafísico se refiere a la imperfección inherente a todas las criaturas, pero eso no conduce a la negación de la perfección de Dios, sino a todo lo contrario. El mal moral, por su parte, sólo es imputable a la libertad humana. A Dios sólo le competería
el haber creado al hombre libre. ¿Y cabe considerar que eso sea un mal, y que hubiera sido preferible no crear a un ser libre y, por tanto, capaz de obrar el mal? El silencio, o mejor, la inacción de Dios, ante Auschwitz, por más que escandalice a muchos, no atenta contra su infinita bondad. A cada cual, lo suyo. El mal que producen los hombres sólo es imputable a ellos. Queda así el mal físico, esto, es el dolor. La existencia de catástrofes naturales testimoniaría para algunos en contra de la bondad de Dios o de su omnipotencia, o de ambas. Pura superficialidad o mera soberbia. Por lo demás, hay muy poco o nada de nuevo en la pretensión. El terremoto de Lisboa condujo a Voltaire a repudiar el optimismo metafísico de Leibniz. Pero tenía razón éste último. Dos son las posibles justificaciones de la existencia del mal físico, del dolor, en el mundo. La primera es que sirve para la expiación de las culpas. Naturalmente, para aceptar esta justificación es preciso admitir previamente la existencia de culpas que deban ser expiadas. Así, en contra, se invoca el dolor sufrido por los inocentes. Pero cabe replicar: ¿es que todos son inocentes?, o incluso, ¿es que hay algún inocente?

El sufrimiento y el bien

La segunda justificación es que el dolor es ocasión para la existencia de algunos bienes y virtudes que, sin él, no podrían tener lugar. No hay catástrofe que no vaya acompañada por la profusión de la solidaridad, la generosidad y el heroísmo. Además, de esta manera, las dos justificaciones confluyen, pues estas virtudes sirven también para la expiación de las culpas de quienes las exhiben. Es verdad que el dolor parece la quintaesencia del sinsentido y buscar sentido al sufrimiento se antoja para algunos la cima del absurdo. Siempre el pesimismo parece contar con ventaja. Los optimistas parecen siempre a sus adversarios como ingenuos o mal informados. Pero la objeción no hace sino revelar la superficialidad de quienes la invocan. Pues en el fondo lo que hacen sus partidarios no es sino mostrar las proporciones de su soberbia. Ni siquiera los argumentos o justificaciones aducidos son lo más importante. Lo decisivo es que el hombre no puede agotar el conocimiento de los planes de Dios ni pretender que ellos se acomoden a sus criterios y preferencias. Lo infinito no puede ser agotado ni comprendido por lo finito. Se trata, por lo tanto, de un ejercicio de humildad intelectual. Los planes de Dios no tienen por qué ajustarse a los planteamientos limitados de los hombres.

Conocimiento de Dios y conocimiento del hombre

El dolor físico no es incompatible con la providencia divina ni con su bondad. Sólo los necios o superficiales se burlan de la profunda tesis metafísica y teológica de Leibniz, según la cual vivimos en el mejor de los mundos posibles. Para una visión superficial y arrogante, esta tesis es puro disparate. Para una visión más sabia y profunda, alberga una profunda verdad, que, por otra parte, procede de la tesis escolástica tradicional que afirma que el ser es, de suyo, un bien. Nada de lo que existe es un mal absoluto o carece de sentido. Por lo demás, Dios no crea el mal; simplemente lo permite, ya que de él puede derivarse un bien superior.

La fe permite superar la enorme paradoja del mal. Pero ni siquiera es necesario remitirse a ella. La razón, conocedora de sus limitaciones y superadora de la soberbia intelectual, también puede hacerlo. Lo que es incomprensible para el hombre no es necesariamente incomprensible de manera absoluta. Afirmar que si la tierra tiembla, entonces Dios no existe, o no es infinitamente bueno, o infinitamente poderoso, es expresión de soberbia y arrogancia. Lo que no comprendemos sólo es incomprensible para nosotros, o para muchos, o incluso la mayoría de nosotros, pero no es incomprensible en sí mismo. Dios no ha sido creado a nuestra imagen y semejanza, sino al revés. Acaso la más sutil y difícil enseñanza sea esa que consiste en encontrar sentido en lo que aparentemente carece de él: el dolor. Pero para eso es necesario superar una concepción de la realidad antropocéntrica, limitada, soberbia y falsa. Si todo tiene sentido, entonces el dolor también.

Ignacio Sánchez Cámara
La Gaceta de los Negocios 20/08/2007

domingo, 2 de septiembre de 2007

El fantasma de Markus Wolf

Escrito por Eduardo I. Mesa (Cuba) 09.08.2007


Es el poder del maligno, la mentira. La mentira que engendra la duda, una duda que en ocasiones acompañara de un modo injusto y para siempre a la persona que ha sido calumniada.

Hace sólo unos días tuve la oportunidad de leer la autobiografía de Markus Wolf, jefe durante décadas del servicio de espionaje de la llamada República Democrática Alemana , los servicios de inteligencia Occidentales lo llamaban el hombre sin rostro, su identidad fue por mucho tiempo una incógnita y la eficacia de sus agentes llegó a convertirse en una leyenda.

Este excepcional protagonista de la guerra fría falleció hace poco. El testimonio que nos legó en su libro no es el de un hombre totalmente arrepentido, Wolf no reconoce el fracaso de la ideología comunista, se limita a reconocer digamos que errores de implementación. Se enorgullece de su Servicio Secreto, la poderosa Stasi que a tantos hizo temblar y reconoce que no tuvo escrúpulos, que el fin justificaba los medios. Sus adversarios Occidentales tenían límites, marcados por las leyes, por los controles parlamentarios y por la repugnancia natural que provocan algunos actos. Wolf se felicita porque estas "limitaciones" de sus adversarios le sirvieron para ganar más de una partida.

Esta lectura poco edificante coincide con la reciente denuncia de un ex agente de la KGB llamado Ion Mihai Pacepa , este señor explicó a la revista National Review Online cómo en los años sesenta el Kremlin y la agencia antes mencionada fraguaron una feroz campaña contra la Iglesia Católica. El principal objetivo de este plan fue el Papa Pío XII, que ya había muerto, y por tanto, no tenía derecho a replica. "Los muertos no hablan", fue este el motivo que los decidió por el Papa Pacelli.

Debilitar el prestigio de la Iglesia ha sido la obsesión de muchos jerarcas comunistas y es por esto, que los servicios de inteligencia soviéticos con suma habilidad tejieron la leyenda negra del antisemitismo de Pío Xll, basándose en que éste fue Nuncio en Munich y Berlín. Para esto consiguieron documentos originales del Vaticano que fueron posteriormente modificados.

Estos documentos adulterados fueron utilizados para producir una obra de teatro que sustentaba la tesis de que Pío Xll había alentado a Hitler a realizar el Holocausto, dicha obra se estrenó en Alemania en 1963 y un año después en New York, con posterioridad fue traducida a 20 idiomas y la divulgación de la misma ha generado una abundante literatura que acusaba a Pío Xll de antisemita y amigo de los nazis.

Aunque la vida de Pío XII está documentada por más de un historiador y los archivos vaticanos han desclasificado toda la documentación referente a este pontífice, muchos seguirán creyendo, sin fundamento alguno, en esa calumnia. Ese es el poder del maligno, la mentira. La mentira que engendra la duda, una duda que en ocasiones acompañara de un modo injusto y para siempre a la persona que ha sido calumniada.

La labor de los servicios secretos del bloque soviético siguen dando de que hablar, en Polonia la forzosa dimisión del recién nombrado Arzobispo de Cracovia, por su colaboración con el régimen comunista, ha conmocionado a la nación polaca. El caso de monseñor Wielgus ha provocado ya la renuncia de otros sacerdotes presuntamente implicados con el antiguo régimen. Es éste, sin lugar a dudas, un momento de dolor para Iglesia Polaca que ha dado hombres de la talla del padre Popieluszko , el Cardenal Wyszynski y el mismo Juan Pablo II.

No obstante debíamos meditar sobre la veracidad de todo lo que aparezca en los archivos de esas antiguas agencias del terror, en qué medida esos funcionarios no tenían también que mentir a sus superiores para "cumplir" con las tareas asignadas. Los que hemos padecido un régimen comunista sabemos que la cadena de engaños y simulación es infinita, nada me invita a pensar que dentro de sus cuerpos policiales las cosas ocurren de otro modo.

¿Quién se beneficia con estas persecuciones, con esta obsesión de encontrar hasta el último culpable? En este sentido son esclarecedoras las palabras del P. Federico Lombardi, actual portavoz de la Santa Sede: ".es conveniente observar que el caso de monseñor Wielgus no es el primero y probablemente no será el último caso de ataque a personalidades de la Iglesia en base a la documentación de los servicios secretos del pasado régimen. Se trata de material abundante y, al tratar de medir su valor y de sacar conclusiones fiables, no hay que olvidar que fue producido por funcionarios de un régimen opresivo y chantajista. A tantos años de distancia del final del régimen comunista, ausente la grande e inalcanzable figura del Papa Juan Pablo II, la actual oleada de ataques a la Iglesia católica en Polonia, más que una sincera búsqueda de transparencia y de verdad, parece una extraña alianza entre perseguidores del pasado y otros adversarios, y una venganza por parte de quien, en el pasado, la había perseguido y fue derrotado por la fe y por el anhelo de libertad del pueblo polaco. "

Cuando termino de escribir estas líneas un escalofrío me recorre el cuerpo, pienso en el mal, esa entidad intangible pero real, que siempre merodea, con peligrosos espejismos que nos alejan de la verdad y el fantasma de Markus Wolf, con cierto cinismo, sonríe desde lejos.

El arriesgado negocio de la fecundación in vitro

Las preocupantes consecuencias de la reproducción artificial

ROMA, domingo, 26 agosto 2007 (ZENIT.org).- La demanda de fecundaciones in vitro sigue aumentando, igual que la preocupación por las clínicas y sus consecuencias para las familias. Un importante experto británico ha tenido recientemente duras palabras para esta industria, cuyos métodos han sido criticados desde siempre por la Iglesia.

Robert Winston, profesor de estudios de fertilidad en el Imperial College de Londres, afirmaba que las clínicas se han corrompido por el dinero. Y los médicos explotan a las mujeres desesperadas por quedarse embarazadas, informaba el Guardian el 31 de mayo. «Es muy fácil explotar a la gente por el hecho de que están desesperadas y tú tienes la tecnología que ellos quieren, que puede que no funcione», afirmaba.

Cuando se trata del impacto en la vida familiar, uno de los desafíos planteados es la tendencia hacia madres más avanzadas en edad, informaba el periódico Times de Londres el 6 de junio. La proporción de pacientes de fecundación in vitro con edades entre 40 y 45 años ha subido del 10% en los noventa al 15% en el 2006, observaba el artículo. El año pasado un total de 6.174 mujeres de este grupo de edad se sometieron al tratamiento de fertilidad, comparadas con las 596 de 1991.

La media de edad de los pacientes de fertilidad ha aumentado en un año, desde 1996: de los 33,8 a los 34,8 años. La información procede de los datos publicados por la Autoridad de Fertilización y Embriología Humana.

El Times comentaba que el índice de éxitos de los tratamientos en edad avanzada es muy inferior. Para las mujeres entre 40 y 42 años, el índice de nacimientos vivos para el primer ciclo de tratamientos es del 9%. Una vez que cumplen los 44 años o más es del 1%.

Además, a los 40, el riesgo de que se malogre el embarazo es el doble que a los 20, y hay un incremento parecido de embarazos ectópicos, nacimientos prematuros, partos de niños muertos y defectos de nacimiento.

Gemelos a los 60

Poco antes de la publicación de estos datos se supo la noticia de una mujer de 60 años de los Estados Unidos que había dado a luz gemelos, informaba Associated Press el 23 de mayo. Frieda Birnbaum tuvo dos niños en el Centro Médico Universitario Hackensack, de Nueva Jersey.

Otro caso que ha recibido atención es el de la española Carmela Bousada, que dio a luz gemelos a los 67 años, informaba el Times el 29 de enero. Se sometió a tratamiento de fecundación in vitro en el Centro de Fertilidad del Pacífico en Los Angeles (EE. UU.).

El periódico canadiense Ottawa Citizen informaba el 18 de abril del caso de Melanie Boivin, que donó algunos de sus óvulos a su hija Flavie.

La hija, de 7 años de edad, es estéril debido a causas genéticas. El artículo comentaba que si Flavie decide utilizar los óvulos para quedarse embarazada, dará a luz a su hermana genética y Melanie Boivin se convertirá a la vez en madre y abuela.

La moralista Margaret Somerville criticó la actuación de la madre, informaba el periódico. «Tenemos que pensar qué estamos haciendo cuando tratamos con la naturaleza», afirmaba, observando que dicho procedimiento trastoca completamente la transmisión normal de la vida.

Otra práctica que suscita dudas éticas es el uso creciente de madres de alquiler de naciones en desarrollo para tener los hijos de las familias de naciones más ricas. Uno de los países donde está teniendo lugar este fenómeno es la India, explicaba un artículo publicado por Reuters el 4 de febrero.

Una madre de alquiler en los Estados Unidos costaría a una pareja más de 50.000 dólares, declaraba a Reuters Gautam Allahbadi, especialista en fertilidad. En la India, sin embargo, se puede hacer por 10.000 o 12.000 dólares. Las clínicas indias cobran normalmente entre 2.000 y 3.000 dólares por el procedimiento, mientras que a la madre de alquiler cuesta entre 3.000 y 6.000 dólares.

El artículo indicaba que no hay cifras oficiales, pero es posible que entre 100 y 150 bebés nazcan de esta forma cada año en la India.

Sin madre

Las clínicas comienzan también a ofrecer tratamientos dirigidos a la comunidad homosexual. Fertility Institutes de Los Angeles ha lanzado un programa para hombres homosexuales que quieran ser padres, informaba Reuters el 14 de marzo.

Según el director de la clínica, Jeffrey Steinberg, ya se han tratado cerca de 70 parejas gay mientras se prepara el nuevo servicio. También indicó que cerca de tres cuartas partes de las parejas homosexuales pagan un extra para escoger el sexo de su bebé.

Las enrevesadas estructuras parentales creadas por las técnicas de fecundación in vitro también suscitan complejos problemas legales. Una madre de alquiler que no tiene conexión genética alguna con el bebé que ha sacado adelante no puede incluirse como madre en el certificado de nacimiento, dictaminaba el tribunal de apelación de Maryland, los Estados Unidos, según un reportaje de Associated Press del 16 de mayo.

El caso implicaba a unos gemelos nacidos en 2001. La mujer tuvo los gemelos para un padre que había usado el óvulo de una donante, por lo que la madre de alquiler no tendría relación genética con los gemelos.

Otro caso, todavía por decidirse, implica el destino de los embriones congelados de una pareja. Augusta y Randy Roman decidieron seguir adelante con el tratamiento para producir embriones, pero horas antes de que fueran implantado en la mujer, el marido decidió que no quería seguir continuar con el procedimiento, informó el 30 de mayo Los Angeles Times.

Esto tuvo lugar en 2002 y al año siguiente la pareja se divorció. Desde entonces no se han puesto de acuerdo sobre el destino de los embriones congelados y el asunto ha llegado ahora al Tribunal Supremo de Texas. Randy quiere que se destruyan los embriones o que permanezcan congelados.

Los Angeles Times observaba que los altos tribunales de seis estados han dictaminado sobre estos casos. En general han decidido que el derecho de un ex esposo de no procrear triunfa sobre el derecho del otro a procrear.

Gravedad moral

La Iglesia ha advertido desde hace tiempo de los problemas asociados a la fecundación in vitro. En 1987, la Congregación para la Doctrina de la Fe publicaba la «Instrucción sobre el Respeto de la Vida Humana Naciente y la Dignidad de la Procreación» («Donum Vitae»).

Desde 1987, las tecnologías implicadas en la fecundación in vitro han cambiado en gran medida, pero muchos de los problemas éticos subyacentes son los mismos. La ciencia y la tecnología son recursos valiosos, reconocía la instrucción. No obstante, es un error considerar que la investigación científica y sus aplicaciones son moralmente neutrales.

Además, explicaba la Congregación de la Doctrina de la Fe, deben ponerse al servicio de la persona humana y deben seguir los criterios de la ley moral. Es un error considerar el cuerpo humano como meramente compuesto de elementos biológicos, sostenía la instrucción. La persona humana tiene tanto una naturaleza corporal como espiritual.

Asimismo, al tratar la cuestión de la transmisión de la vida humana, no es permisible ignorar la naturaleza especial de la persona humana. Desde el momento de la concepción, insistía la instrucción, debe respetarse la vida de todo ser humano. Además, el don de la vida humana debería tener lugar en el contexto de los actos de un marido y una esposa.

La congregación admitía que el deseo de tener hijos y el amor entre los esposos que desean superar problemas de esterilidad «constituyen motivaciones comprensibles», tras el uso de los métodos de fecundación in vitro. No obstante, continuaba la instrucción, es necesario que la existencia de buenas intenciones se coloque dentro de la naturaleza del matrimonio y el respeto de los derechos del niño.

El documento también comentaba que con demasiada frecuencia las técnicas de fecundación in vitro implican la destrucción de embriones humanos. Al actuar de esta forma nos situamos en posición de imponer una «sentencia de muerte», advertía el texto.

La práctica regular de tales actos lleva consigo el riesgo de crear una mentalidad que nos conduzca a una dominación sobre la vida y la muerte de seres humanos, advertía la Congregación.

Por el padre John Flynn, L. C.