miércoles, 8 de junio de 2011

Un protocolo de prevención del acoso laboral

La Universidad CEU Cardenal Herrera presenta un protocolo de prevención del acoso laboral, pionero en el ámbito universitario español

El director del Barómetro Cisneros sobre acoso laboral, Iñaki Piñuel, ha calificado el protocolo como un “modelo a implantar en todas las universidades”

Martes, 7 de junio de 2011.- La Universidad CEU Cardenal Herrera ha presentado su protocolo de actuación en materia de acoso laboral, elaborado por el Comité de Seguridad y Salud de la Universidad, del que forman parte representantes de la dirección y del comité de empresa. El especialista en mobbing Iñaki Piñuel, que ha asistido al acto de presentación ante los trabajadores de la CEU Cardenal Herrera, ha calificado este documento como “un protocolo pionero en el ámbito universitario español”. “Hay que felicitar a la Universidad CEU Cardenal Herrera por su elaboración y animar a otras universidades a protocolizar del mismo modo, ya que en los entornos académicos, especialmente en la educación superior, es donde más acoso se produce, tras la función pública”.

Para este experto europeo en la investigación y divulgación de la lucha contra el acoso laboral, “en las organizaciones donde hay burocracia, regímenes endogámicos, competitividad y rivalidad o prácticas feudalizantes, como es el caso de la universidad, es más frecuente que se produzcan situaciones de acoso”. “Es bueno –ha añadido- que esta Universidad establezca, con este protocolo, un marco de tolerancia cero frente al mobbing”.

Según el director de Recursos Humanos de la CEU-UCH, Óscar Cortijo, este protocolo tiene una finalidad preventiva: “Los casos de acoso laboral son indignos y hay que intentar que no se produzca ni uno solo. No queremos ambientes ni contextos tóxicos en los que las personas que acosen queden impunes”. Según ha informado, el Consejo de Gobierno de la Universidad ha aprobado ya este protocolo y esta tarde se constituirá la comisión anti-acoso, encargada de la instrucción confidencial de los casos que se notifiquen, con presencia entre sus miembros de los representantes legales de los trabajadores.

Romper la impunidad
Para el profesor Piñuel, el mobbing “no es institucional, lo practican las personas y es a ellas a las que hay que dirigir el reproche jurídico”. Por este motivo señala que es la empresa la que debe dar el paso de actuar contra los acosadores. Piñuel afirma que estos protocolos producen “reducción a cero” en las instituciones que los implantan, puesto que “los que acosan detectan que se ha roto la impunidad, que es el caldo de cultivo de las conductas acosadoras”. Junto al secreto, la confusión en la evaluación del acoso con un conflicto laboral, con un problema de liderazgo o con un problema mental o personal de la víctima es otro de los ingredientes que favorecen la aparición del acoso. “Los protocolos anti-acoso rompen esta situación, porque evitan un diagnóstico distorsionado por falta de conocimiento de lo que es verdaderamente el mobbing”.

Miedo en las víctimas
La culpabilización y la paralización de las víctimas por miedo a los acosadores es otro de los factores que este tipo de protocolos anti-acoso contribuyen a eliminar: “Un protocolo como éste define que la institución se posiciona contra el acoso y que la persona afectada tiene derecho a pedir ayuda, como alternativa al silencio o a la judicialización de su caso como única alternativa”. Un elemento especialmente importante para Piñuel, dado que “el 90% de las víctimas terminan fuera de la organización para poner fin a su problema, por eso hay que animar a la aplicación de protocolos como éste en todas las organizaciones”.
Según Iñaki Piñuel, que ha tratado como psicólogo especialista a más de dos mil víctimas de acoso laboral en los últimos años, las secuelas de estas situaciones duran años y pueden provocar en el trabajador la pérdida de la capacidad laboral previa, cuadros de estrés postraumático cronificados, insomnio, miedo, incapacidad de disfrutar o de experimentar alegría e irritabilidad en las relaciones personales. Incluso en ocasiones, los problemas de salud derivados pueden acabar con la vida del trabajador. Para Piñuel, “el trabajo es el único lugar donde se puede acabar con la vida de otro sin ni siquiera tocarlo y sin consecuencia jurídica alguna”, tal y como recogió en la portada del primero de sus nueve libros sobre esta materia, en la que es considerado uno de los principales expertos a nivel europeo

El profesor Iñaki Piñuel (izda.) y el director de Recursos Humanos de la CEU-UCH, Óscar Cortijo (dcha.), en la presentación del Protocolo de actuación en materia de acoso laboral a los trabajadores de la Universidad.

Descargar PDF sobre el Protocolo Acoso CEU-UCH

miércoles, 1 de junio de 2011

Una mirada verdadera

Un email publicado online

Por favor tómense un tiempo para leer este email de un sacerdote Zen que vive en Sendai

Aquí las cosas en Sendai han sido bastante surrealistas. Sin embargo soy muy bendecido al tener maravillosos amigos que me están ayudando mucho. Como mi choza es ahora aun más digna de ese nombre, me estoy quedando en la casa de un amigo. Compartimos provisiones como agua, comida y un calentador a kerosene. Dormimos alineados en una habitación, comemos a la luz de las velas, compartimos historias. Es cálido, cordial y hermoso.

Durante el día nos ayudamos mutuamente a limpiar el lío en nuestros hogares. La gente se sienta en sus autos, mirando las noticias en las pantallas de navegación, o hace colas para obtener agua potable cuando está abierta una fuente. Si alguien tiene agua corriente en su hogar, coloca un cartel para que la gente pueda ir a llenar sus jarras y baldes.

Es absolutamente asombroso ver que donde yo me encuentro no ha habído saqueos, nadie se empuja en las colas. La gente deja la puerta de su casa abierta, ya que es más seguro si hay otro terremoto. La gente dice a cada rato: "Ah, así es como solía ser en los viejos tiempos cuando todos se ayudaban mutuamente".

Anoche hubo cada 15 minutos. Las sirenas son constantes y los helicópteros pasan a menudo sobre nuestras cabezas.Tuvimos agua por algunas horas anoche en nuestros hogares, y ahora es por medio día. La electricidad vino esta tarde. El gas aún no ha venido. Pero todo esto es por áreas. Algunas personas tienen estas cosas, otras no. Nadie se ha lavado por varios días. Nos sentimos sucios, pero hay preocupaciones tanto más importantes que esa para nosotros ahora. Me encanta este desprenderse de cosas no-esenciales. Vivir plenamente en el nivel del instinto, la intuición, del cuidado, de lo que se necesita para sobrevivir, no solo para mí, pero para el grupo entero.Hay extraños universos paralelos teniendo lugar. Las casas, un revoltijo en algunos lugares, aun así, una casa con fuentones o la ropa secándose al sol. La gente haciendo cola para el agua y la comida, y sin embargo algunas personas sacando a sus perros a caminar. Todo ocurriendo al mismo tiempo.

Otros toques de belleza inesperados son, en primer lugar, el silencio a la noche. No hay autos. Nadie en las calles. Y los cielos de noche están tachonados de estrellas. Generalmente suelo ver un par, pero ahora el cielo entero está lleno de estrellas. Las montañas en Sendai son sólidas y con el aire límpido podemos ver sus siluetas contra el cielo en forma magnifica.

Y los japoneses mismos son tan maravillosos. Yo regreso a mi casa para chequearla cada día, ahora para enviar este email ya que la electricidad ha vuelto y encuentro comida y agua para mí en la entrada. No tengo idea de quién viene, pero está allí. Ancianos con gorras verdes van de puerta en puerta asegurándose de que todos estén bien. La gente habla con los extraños, preguntándoles si necesitan ayuda. No veo signos de temor. Resignación, sí, pero temor o pánico, no.

Nos dicen que podemos esperar más réplicas e incluso, terremotos importantes, durante uno o más meses. Y estamos teniendo constantes temblores, sacudones, bamboleos, retumbos. Tengo la bendición de vivir en una parte de Sendai que está algo elevada, un poco más sólida que otras partes. Por eso, hasta el momento esta zona está en mejores condiciones que otras. Anoche el esposo de mi amiga llegó desde el campo, trayendo comida y agua. Otra vez bendecido.

De algún modo, en este momento, tomo conciencia que a partir de la experiencia directa, hay en verdad un enorme paso cósmico evolutivo teniendo lugar en todo el mundo en este preciso momento. Y de algún modo, mientras experimento los eventos que tienen lugar ahora en Japón, puedo sentir mi corazón expandiéndose mucho. Mi hermano me preguntó si me siento tan pequeño por todo lo que está pasando. No es eso. Más bien, me siento parte de algo que está ocurriendo que es mucho más grande que yo. Esta ola de nacimiento (mundial) es dura, y aun así magnífica.

miércoles, 9 de marzo de 2011

La felicidad, según Dostoyevski

No nos recuerda, como en otras obras suyas, que la felicidad no es incompatible con el sufrimiento, pero rechaza que la dicha pueda alcanzarse por medio de la desgracia ajena.

El 9 de febrero de 1881 moría, en San Petersburgo, Fiodor Dostoyevski. Su vida se apagó a los sesenta años, en la ciudad que, como buen eslavófilo, siempre había considerado ajena al espíritu de la auténtica Rusia.

Poco antes, Dostoyevski había vuelto a su Moscú natal para asistir a la inauguración de un monumento al más insigne de los literatos rusos, Alexander Pushkin. Con ocasión de este homenaje, el escritor pronunció una conferencia el 8 de junio de 1880, en la que, además de hacer una apasionada reflexión casi profética sobre el pueblo ruso, planteaba una cuestión que sacudió las conciencias de sus contemporáneos: ¿Acaso una persona puede fundar su felicidad en la desdicha de otra?

Fiodor DostoyevskiDostoyevski no se limita a glosar el argumento de Eugenio Oneguin, la obra maestra de Pushkin. No pretende hacer crítica literaria, sino afirmar una moral que forma parte de la naturaleza del ser humano, aunque las ideologías individualistas y colectivistas la desecharían por considerarla un obstáculo a sus ansias de libertad sin límites o de utopías reguladoras de mundos perfectos. El escritor contrapone el carácter de Oneguin, el prototipo de joven inmaduro del romanticismo, a la vez voluble y arrogante, al de Tatiana, una muchacha sencilla y profunda, que un asiduo de los salones de la alta sociedad consideraría muy poca cosa.

Años después, Oneguin encuentra a la joven en San Petersburgo, casada con un general mayor que ella. Sin abandonar su sencillez, Tatiana ha triunfado en esos círculos admirados por aquel hombre de mundo. Oneguin le ofrece amor y juventud, y le propone huir con él. Esta oferta de aventura romántica habría sido aceptada por Madame Bovary o por Ana Karenina, cuyas vidas eran tan rutinarias, pese a su relevancia social, como las del propio Eugenio Oneguin. Tatiana rechaza al pretendiente por fidelidad a su marido, pues su conciencia no le permite buscar la felicidad a costa de otro.

Moral y felicidad

Nunca faltarán quienes califiquen su actitud de convencional o de hipócrita, pero, según subraya Dostoyevski, la actitud de Tatiana es la más inteligente. Si hubiera seguido al romántico galán, pronto se enfrentaría a la desilusión de éste, que, en su actitud de hastío ante la vida, cambiaría los galanteos por sus habituales sarcasmos e ironías. En definitiva, la joven rechaza el fantasma de la felicidad que se le ofrece porque tiene bien puestos los pies en la tierra.

Más allá de los símbolos entrevistos por el escritor, de un Oneguin que encarnaría el occidentalismo materialista y de una Tatiana que sería la imagen de una Rusia humanista y universal, el discurso de Dostoyevski es una requisitoria contra determinados métodos de búsqueda de la felicidad. No nos recuerda, como en otras obras suyas, que la felicidad no es incompatible con el sufrimiento, pero rechaza que la dicha pueda alcanzarse por medio de la desgracia ajena. Está profetizando la llegada de un sistema colectivista que proclamaría a voz en grito el objetivo de hacer felices a los hombres, aunque no le importaría sacrificar mecánicamente a muchos seres humanos como medio de lograr una supuesta paz y tranquilidad.

El escritor arremete con energía contra una ideología despiadada, pues no concibe que sea «necesario e inevitable deshonrar a un solo ser humano, aunque sea un hombre poco digno, incluso ridículo a los ojos de alguno». No se debe llegar al extremo de construir «una felicidad fundamentada en el sufrimiento de un ser, torturado hasta la muerte sin piedad y sin justicia». ¿Cómo imaginarse que, después, los hombres serán felices para siempre? Dostoyevski no quiere pensar en ser feliz tras haber matado a otra persona. Ni siquiera Raskolnikov, el protagonista de Crimen y castigo, puede engañarse a sí mismo pensando que ha librado al mundo de un ser despreciable al asesinar a Aliona Ivanovna, la vieja prestamista. ¿Cómo separar la felicidad de la compasión hacia los demás?

Muchos años antes de su discurso sobre Pushkin, Dostoyevski había reflexionado en sus Memorias del subsuelo sobre las contradicciones del ser humano, no siempre tan racional en su voluntad como pensaron algunos filósofos. Constató que el amor propio es capaz de anteponer la libertad a la felicidad. Una libertad ilimitada sería para muchos el camino para ser feliz. Dados estos planteamientos de individualismo extremo, no resultará extraño que otras personas sean sacrificadas en el camino. Pero Dostoyevski nos seguirá aguijoneando al recordar que la felicidad no puede basarse en la desdicha ajena.


Antonio R. Rubio Pl


Fuente: Alfa y Omega