lunes, 29 de enero de 2007

El presidente de los Médicos Católicos declara que el Magisterio de la Iglesia "acompaña el avance de la medicina iluminando la conciencia profesional

El presidente de la Federación Internacional de Asociaciones Médicas Católicas, José María Simón denunció las "tentaciones fáciles y lucrativas" de la Reproducción Humana Asistida

El presidente de la Federación Internacional de Asociaciones Médicas Católicas, José María Simón, recordó ayer a los miembros de esta organización que la eutanasia "mata la libertad de la persona", que los anticonceptivos "violentan varios derechos humanos", que "no se puede recomendar el uso del preservativo ni presentarlo como un bien" y que "no es función de los médicos sustituir la procreación en las parejas infértiles". En una carta a los médicos católicos, titulada 'La relación del médico con la Moral', Simón explicó que el Magisterio de la Iglesia "acompaña el avance de la Medicina" e "ilumina la conciencia profesional para que pueda ejercer en el bien, adaptándose a los tiempos y momentos".

En concreto, el médico se refiere a la eutanasia y recordó que esta práctica "mata la libertad", ya que se trata de "una supuesta decisión libre que hará que la persona ya nunca más tome decisiones libres". "Ni siquiera la tan humana decisión de rectificar", afirma, el médico, quien, además, asegura que "su popularización o despenalización, se sitúan en el lado oscuro de la profesión, la promocione quien la promocione".

Por otra parte, constató que lo "único digno" que se puede hacer con un enfermo crónico o terminal "es proporcionarle unos cuidados paliativos de calidad", que tengan en cuenta las dimensiones biopsicosocial, espiritual y familiar de la persona. "Es por esta senda por la que hay que avanzar", añadió. Con respecto a la proporcionalidad o no de los tratamientos en pacientes terminales, explicó en su misiva que la Medicina "no puede negar nunca la hidratación, la nutrición, la higiene, la oxigenación y los medicamentos básicos". "Recientemente, un anciano presentó una insuficiencia cardíaca y el comité de ética de su hospital recomendó sólo un tratamiento con mórficos, en espera de su muerte. Pero el médico que le atendía resolvió el caso con un diurético, oxígeno y digoxina. El verdadero sabio fue el médico de a pie", ejemplifica.

En relación a los preservativos, el doctor Simón defiendió que "no se puede acusar a la Iglesia de difundir el sida cuando predica abstinencia, fidelidad y espera", ya que, según afirma, "no es misión de la Iglesia el promover parches para que el ser humano siga ejercitando conductas incorrectas". Por ello, recuerda que la misión del médico católico es presentar las propuestas del Magisterio de la Iglesia y "no recomendar el preservativo ni presentarlo como un bien".

En todo caso, señala que si el paciente insiste en seguir practicando la poligamia secuencial o la homosexualidad puede hablarle del preservativo como "la barrera más o menos imperfecta" que resulta para la transmisión de enfermedades. Sobre los anticonceptivos orales, el médico consideró que "violentan varios derechos humanos". Entre ellos, destacó el derecho a la vida --en los casos de píldora abortiva o del día siguiente--, el derecho a la salud --ya que tienen efectos secundarios, a diferencia de los métodos naturales--, el derecho a la educación --la gente tiene derecho a conocer su propia fertilidad-- y el derecho a la igualdad entre los sexos porque la carga anticonceptiva suele recaer siempre sobre la mujer. Por último, el presidente de la FIAMC se refirió a las Técnicas de Reproducción Humana Asistida y asegura que el médico "puede y debe ayudar a los esposos infértiles, pero no puede sustituirlos".

Al respecto, deja claro que no se puede ceder "a las tentaciones fáciles y lucrativas" que suponen estas técnicas y añade que "todos los esfuerzos deben concentrarse en mejorar los estudios de fertilidad de las parejas y en tratar lo tratable, que es mucho". "Dada la fijación que muchas clínicas tienen para con la fecundación in vitro, será bueno explicar a los esposos que no es función médica sustituirlos, que las amniocentesis se hacen casi siempre para abortar a los hijos defectuosos, que se eliminan embriones sobrantes a menudo y que se congelan hijos", apuntó.

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