jueves, 10 de mayo de 2007

Los secretos ocultos de la industria del aborto

A menudo las personas pro-vida describen al proveedor de abortos como un cretino tramposo, sediento de dinero y mentiroso. Sin embargo, muchos de ellos no encajan bajo esta definición. Por ejemplo, el Dr. Anthony Levatino, de Albany, Nueva York, era un joven de apariencia respetable que llevaba ocho años practicando obstetricia y ginecología. Aunque nunca había recibido presión para hacerle practicar abortos, tampoco se le había ocurrido no hacerlos. No era algo que le gustara especialmente, pero como no tenía inconvenientes morales llevaba a cabo cientos de ellos. Pero no en un centro de abortos, sino en su oficina.

Otro abortista, el Dr. David Brewer, recuerda que cuando observó su primer aborto sintió una cierta convulsión. Según veía la materia ensangrentada bajar por el tubo de plástico y caer dentro del depósito, verificó que el aborto había sido completo. Poniendo el contenido sobre una toalla, el Dr. Brewer miró fríamente los llamados "tejidos" y pudo reconocer el pequeño omóplato con su bracito, algunas costillas y el pecho. También vio una pequeña cabecita, un pedazo de pierna y una mano diminuta.
"Fue como si me hubieran traspasado con un hierro ardiente", dijo el Dr. Brewer. Por aquel entonces el Dr. Brewer no era cristiano pero sí tenía conciencia y le molestaba. Sin embargo, hizo lo que muchos hacen con respecto a muchas cosas de la vida: nada. Cuando más adelante le llegó la hora de ejecutar su primer aborto, su corazón ya se había endurecido. Durante esos años practicó numerosos abortos salinos -provocando partos de lo que él llamaba "bebés como manzanas cocidas"- quemados y llagados por los efectos de las soluciones salinas. Pudo ver cómo algunos de esos bebés de cuatro y cinco meses luchaban y daban patadas durante algún tiempo antes de morir. Pero ya no le importaba.

El Dr. MacArthur Hill fue entrenado para ejecutar abortos en el ejército.
Este hombre de aspecto amable y simpático dijo ante el micrófono en una "Conferencia de Proveedores de Abortos": "Quiero proclamar que soy un asesino". Luego añadió: "Le he quitado la vida a bebés inocentes y los he arrancado de los úteros maternos con una potente bomba de vacío. Cuando eran demasiado grandes para poder usar este método, inyectaba una solución concentrada de sales en el saco amniótico para envenenarlos lenta y dolorosamente".

Al principio, practicar abortos durante el primer trimestre era fácil, porque el procedimiento es el mismo que se usa en el malparto, cuando los fetos están muertos y hay que sacarlos. Pero durante su segundo año como médico residente, Hill tuvo que hacer la rotación en patología y allí vaciar el contenido de los depósitos para buscar los miembros de los fetos destrozados entre una masa de tejidos humanos. Entre esos restos se identificaba claramente el cuerpo de un pequeño ser humano despedazado y mutilado; se sintió desasosegado pero continuó con los abortos. En algunos casos los bebés abortados eran mayores que los nacidos prematuramente que se hallaban en las incubadoras de la sala de cuidados intensivos.

El Dr. Hill comenzó a tener pesadillas. Una era frecuente: en ella atendía un parto normal y mostraba el bebé a un jurado de personas sin cara. Con los pulgares hacia arriba o hacia abajo indicarían lo que tendría que hacer con él. Los pulgares hacia abajo sería la señal para arrojarlo a un cubo lleno de agua. Nunca llego a arrojarlo porque siempre se despertaba en ese momento. Hill dejó de practicar abortos durante el segundo trimestre del embarazo, pero continuó practicándolos en el primero. Cuando comenzó su práctica privada continuó con los abortos con excepción de los que consideraba de simple elección privada; pero siempre encontraba una razón médica o alguna otra excusa.

Beverly MacMillan creía firmemente que toda mujer tenía "derecho" al aborto. Claro que ella no se dedicó al negocio de abortar sin saber lo que hacía. Cuando fue a estudiar a la universidad, decidió olvidar el cristianismo en que le habían educado.
Desde pequeña se había sentido atraída por la medicina, y escogió la ginecología y obstetricia como su especialidad.
En 1975 abrió la primera clínica de abortos en el Estado de Mississippi. La clínica "Servicios Sanitarios Familiares" estaba muy bien organizada. Inundada de trabajo, tuvo que formar a otros médicos para que la ayudaran en los abortos. A pesar de su éxito económico, McMillan comenzó a sufrir una fuerte depresión que la llevó a considerar el suicidio. Comenzó a leer el libro "El Poder del Pensamiento Positivo" del Dr. Norman Vincent Peale. Al final del capítulo primero había una lista de diez cosas que hacer para desarrollar una actitud positiva. Revisaba esa lista tranquilamente cuando llegó al número 7: "Afirmar diez veces al día que puedo hacerlo todo a través de Cristo que me da fuerzas". Durante diez días llevó consigo el libro a todas partes y finalmente una mañana en su automóvil se dijo a sí misma: "Muy bien, lo diré: Todo lo puedo a través de Cristoque me sostiene".
De repente se dio cuenta que no estaba sola en el automóvil. Comenzó a llorar y se sintió llena de gozo. Sin embargo, todavía pasaría algún tiempo antes de que abandonara la práctica de los abortos.

Otro caso fue Carol Everett, una feminista. Después de abortar ella misma, se metió en el negocio del aborto asociada a su antiguo jefe, que había establecido cuatro clínicas propias. Con los beneficios obtenidos, abrió varias clínicas para recibir clientes en Texas, Oklahoma y Louisiana. Tras incrementar los ingresos de sus socio extraordinariamente, Everett abrió su propia clínica y poco después la segunda. Sus clínicas llegaron a practicar hasta 500 abortos al mes. Su cambio radical se debió a un encuentro providencial. Su amistad con el hombre que limpiaba ventanas en su clínica de abortos, la llevó a entender que tenía que informar a otros de lo que sabía sobre el aborto desde el interior de esa industria.

Otra mujer de Texas que declaró sus experiencias con el aborto -la personal y la profesional- fue Nita Whitten. Feminista liberal, Whitten trabajaba como secretaria, asistente y contable del conocido abortador, Curtis Boyd. Whitten afirma que los que abortan, solo lo hacen por el dinero. Dicho doctor trajo a su firma un director de publicidad para entrenar a sus empleados en cómo vender abortos por teléfono. Nita se dio cuenta que su perspectiva ante la vida había comenzado a cambiar, desde el momento en que comenzó a trabajar en esa clínica. No le podía decir a su familia lo que estaba haciendo, porque se escandalizarían. Llegó a caer en una depresión, se volvió adicta a las drogas y pensó suicidarse. Gracias al amor y a las oraciones de alguien que trabajaba con ella, Whitten tuvo una conversión total y dejó definitivamente la industria del aborto.

Otras mujeres que habían trabajado en clínicas de aborto también contaron sus casos. Kathy Sparks, solía trabajar para un conocido abortador, el Dr. Héctor Zevallos.
Trabajaba en todos los aspectos de la clínica: en la llamada "orientación", ayudando en los exámenes médicos y en los abortos y en la sala de recuperación, donde las jóvenes a menudo tenían que sentarse en el suelo porque había tantos abortos que faltaban camas y sillones reclinables. Llegó a tal extremo de insensibilidad que ya ni le preocupaba tener que poner los cuerpos de los bebés en vasijas y mandarlas al laboratorio de patología. Algunas veces revolvía estos restos humanos para ver los pedazos flotar en la superficie. Aunque aparentemente no se sentía afectada, su vida privada se desmoronaba. Su matrimonio se deshacía, consumía drogas y su madre no quería tratarla. Un día fue a tomar el revolver de su marido, que era policía, para suicidarse. Al final no apretó el gatillo.

Debbie Henry trabajaba para un médico de abortos en Livonia, Michigan. Llevaba a cabo procedimientos médicos de rutina como exámenes, análisis de sangre, pruebas de embarazo, y ayudaba a convencer a las mujeres de que era más barato y más conveniente abortar que tener un bebé. Nunca informaba sobre alternativas al aborto. Los defensores pro-vida paseaban con regularidad frente a la clínica. Debbie los consideraba ridículos, yendo de un lado a otro con sus pancartas. Cuando salía para tomar su automóvil ni siquiera los miraba. Miraba hacia abajo, temerosa de que alguien le dijera algo. Pero con el tiempo se dio cuenta que aquella gente era muy amable. Una de los que protestaba, Lynn Mills, la invitó una vez a conversar con ella en un restaurante de la localidad. Después de una larga conversación, Debbie llegó a reconocer que el aborto estaba mal y le hacía daño a las mujeres, además de quitarle la vida a bebés inocentes. Acabaron siendo excelentes amigas durante años.

Lo mismo ocurrió con Joan Appleton, que era la principal enfermera en una clínica de abortos en Virginia. Debra Braun, una activista pro vida muy persistente la convenció para que dejara ese horrible trabajo. Joan, que se había estado involucrada en las actividades de NOW (Asociación Nacional de Mujeres), en Virginia, anunció durante su discurso frente a la convención estatal anual de esa organización que en el futuro no podría continuar participando en una organización que promovía el aborto. Inmediatamente se le pidió que abandonara la convención. Debra Braun y Joan Appleton ahora trabajan juntas en "Ministerios de Acción Pro vida" de St. Paul, MN.

Joy Davis Trabajaba como asistenta del Dr. Tommy Tucker, en su clínica de abortos en Alabama. Se dio cuenta que trabajar en una clínica de abortos le daba cierto prestigio que no había encontrado en otros empleos. Aunque no tenía la preparación para ejercer un empleo regular en un establecimiento médico, el Dr. Tucker la entrenó para hacer abortos.
Llegó a tener experiencia y hacerlos mejor que el médico, quien habitualmente terminaba con complicaciones. Un día el doctor cometió un error fatal y la mujer que abortaba murió de una hemorragia en su clínica después de abortar. La consiguiente depresión que le produjo, la hizo llamar a uno de los consultores pro vida que ya había visto con anterioridad marchando por la acera semana tras semana. Todos juntos se unieron a ella en oración y la ayudaron a encontrar consuelo en Cristo Jesús. Hoy día Joy colabora con otros ex-abortadores y ayuda a mujeres que han tenido abortos.

Helen Pendley era la directora de una clínica en Atlanta. Admite que antes miraba a los pacientes no como mujeres sino que las contabilizaba en dólares. Cuando su prometido le anunció que se había convertido al cristianismo, pensó que se había vuelto loco y se fue a ver al pastor de su prometido para advertirle que ella trabajaba en una clínica de abortos. El pastor, la trató con delicadeza y la invitó a que compartiera su situación con él. Fue el comienzo del fin de su implicación en el engranaje del aborto.

Luhra Tivis era una asistente en la conocida clínica de abortos del Dr. Tiller en Wichita, KS. Pronto se dio cuenta de que Tiller tenía la costumbre de falsificar los resultados de los ultrasonidos y las pruebas de embarazo, para practicar abortos en el último trimestre del feto. Además se horrorizaba de ver lo mal que trataban a las mujeres. Un día después de ayudar a Tiller a llevar al incinerador los despojos del día, Luhra no quiso aguantar más su trabajo. Informó de los embustes a las autoridades, pero éstas no intervinieron. Los voluntarios pro vida sí la hicieron caso y le pidieron que les detallara todo lo que había observado en la clínica de Tiller.
Su contacto con los voluntarios pro vida en Kansas influyeron en su conversión total y en su determinación de trabajar contra el aborto.

Dina Madsen era oficinista en una clínica de abortos en Sacramento, CA. Le molestaba tener que enfrentarse a los voluntarios pro vida en la calle. "Me condenaban por mi pecado", decía. Eventualmente tuvo que tomar una decisión. Dejó su trabajo y se hizo cristiana.

Mern Loehner era una feminista que había ayudado a la fundación de una sucursal de la asociación NOW en La Florida. Había tenido un aborto y más adelante perdió un hijo. Su vida era un enredo completo, pero conoció a una buena señora pro vida en una de las reuniones de NOW, que rezó por ella y la ayudó a tener confianza en Dios.

Todos los que practicaron colaboraron en abortos y se convirtieron en voluntarios pro vida, han tenido historias similares. En casi todos los casos el abortador fue atendido por algún voluntario pro vida que se interesó por él, mostrándole el valor de la vida y el perdón de Dios.

La Liga de Acción Pro vida (Pro-Life Action League) continuará invitando a los ex-proveedores de abortos a dar fe de sus experiencias personales con el aborto. Cada historia es en parte diferente y a la vez algo similar.
Seguiremos aprendiendo cómo tender la mano a los que se hallan atrapados por el aborto y los invitamos a que se unan a nosotros.

(Nota: Este texto es una traducción del artículo "Former Abortion Providers Reveal Industry Secrets", publicado en Pro-Life Action Newsen abril de 1996).

lunes, 7 de mayo de 2007

La extraña política del Ministerio de Sanidad en torno al aborto y los jóvenes

El ministerio de Sanidad ha elaborado un informe “La interrupción voluntaria del embarazo y los métodos anticonceptivos en jóvenes”, que deberá ser estudiado con detenimiento básicamente por dos razones: porque, aunque no lo quiera, es un excelente compendio de la peligrosa ideología de quienes nos gobiernan, y también porque constituye un ejemplo de manipulación de datos, impropio de una administración pública.

No deja de ser una tremenda paradoja que los criterios que sirven para prevenir el consumo de alcohol, las drogas, los accidentes de tráfico o una alimentación inadecuada, no se apliquen cuando se trata de problemas relacionados con la relación sexual, especialmente cuando ésta se realiza en edades muy jóvenes.

Mientras que en aquellos casos, la prevención es el fundamento de la política, aquí ocupa un lugar marginal. A los adolescentes y jóvenes menores de 16 años, no se les permite beber ni un átomo de alcohol, se les disuade de probar, ni tan solo a titulo experimental, ningún tipo de droga. No se les deja conducir hasta los 18 años, e incluso, se llevan a cabo programas coercitivos en determinadas escuelas para que coman lo que han de comer y no otra cosa.

Se considera, en definitiva, dos cosas: se ha de tener una determinada edad para poder desarrollar un determinado tipo de actividad, beber alcohol: 16 años, conducir: 18, y al mismo tiempo se les presiona para que no hagan otro tipo de cosas, comer una hamburguesa gigante, por ejemplo, a pesar del placer que les puede reportar.

Nada de todo ello rige para las relaciones sexuales. El Ministerio acepta con entusiasmo que cada vez llegue más pronto, incluso por debajo de los 14 años, y de lo único que sabe quejarse es de que las niñas no tengan suficiente “capacidad de negociación” con su compañero para obligarle a ponerse el preservativo, como si el impulso sexual a esta edad y con su madurez dejara espacio para muchísimas disquisiciones.

El Ministerio acepta encantado que a pesar de ser España el país de Europa donde los adolescentes utilizan en mayor medida el preservativo, el aborto entre las menores de 20 años se haya triplicado en la última década y ello, a pesar de estar repartiendo gratuitamente más de medio millón al año de píldoras abortivas del día después. Al tiempo que crecen los embarazos, también lo hacen las enfermedades de propagación sexual, sin que aquel elevado uso del preservativo de lugar a resultados satisfactorios.

Es una tremenda ceguera la que encierra todo esto y una gran irresponsabilidad de quienes nos gobiernan, empezando por la Ministra de Sanidad, Elena Salgado. Cuando el futuro de este país es absolutamente negro, crítico por la crisis profundísima de natalidad, y cuando el aborto ya significa el 20% de los nacimientos, con una tasa que se duplica cada poco más de diez años, siguiendo una tendencia contraria al resto de países occidentales, nuestras autoridades siguen celebrando que nuestros jóvenes se eduquen en el “aquí te pillo aquí te mato”, eso sí “pónselo póntelo

domingo, 6 de mayo de 2007

Eduardo Verástegui: valientes y comprometidas declaraciones en contra del aborto


"La legalización del aborto es un holocausto terrible, en el que están desapareciendo "legalmente" millones de inocentes"."Yo te digo, como Teresa de Calcuta, que los bebés que no quieran, te lo juro, que me los den a mí"."El valor del ser humano, de la vida, no está en que seas guapo o listo, o retrasado y cojo… ¿Quién limita dónde empieza o acaba el ser humano?".

El dice que siempre anduvo tras el éxito, pero la verdad es que el éxito siempre anduvo tras él. Desde que Eduardo Verástegui dejara atrás su ciudad de Xicotencatl, en Tamaulipas, a los dieciocho años, este apuesto hombre desarrolló una multifacética e internacional carrera como modelo, cantante y actor, convirtiéndose en uno de los rostros más representativos del "entertainment business" latino. Cuando sintió que había llegado el momento oportuno, comenzó a escalar la cima más alta con la que sueñan la mayoría de los actores: la conquista de Hollywood.
Nada le hacía sospechar cuando abandonó Miami para instalarse en Los Ángeles que su alma inquieta iba a llevarle por otros caminos más allá de las peligrosas distracciones de la fama. Poco después de sus primeros coqueteos con la gran pantalla, después de doce años de una frenética carrera profesional construida con mucha dedicación y esfuerzo, comenzó a sentirse terriblemente sólo, vacío, sin ilusiones. Así que decidió cerrar sus increíbles ojos verdes a ese mundo de fama que durante tanto tiempo le había deslumbrado y miró hacia adentro. De una conversación acerca de lo que allí vio, surgió esta íntima y sincera entrevista.

Al borde del océano Pacífico, en un descanso de su imparable promoción en los Estados Unidos de su premiada película "Bella", conversó con ¡HOLA! En exclusiva mientras posaba para nosotros en un precioso atardecer junto al Pacífico.

Tu película "Bella", en la que eres protagonista y productor, ha ganado recientemente el People Choice Award, el premio más importante del Festival Internacional de Cine de Toronto, galardón que han recibido otras películas antes de ganar el Oscar, como "Life Is Beautiful", "Hotel Rwanda", "American Beauty"… Por no hablar del importante Smithsonian Legacy Award recibido por el director, también mexicano y socio tuyo, Alejandro Gómez Monteverde, en la Casa Blanca… ¿Esperabas todo esto cuando comenzaste la aventura de producir esta película?

Para nada, ha sido impresionante… Aún no me lo creo.

¿Cómo conseguiste involucrar a alguien como Steve McEveety, el productor de "Braveheart" y "The Passion" como productor ejecutivo de tu película?

Uno de los cuatro socios que conforman mi productora, Sean Wolfington, le conocía y le llamó para pedirle consejo. Cuando Steve vio la película terminada se emocionó y dijo que quería ser parte del proyecto. Fue un auténtico milagro porque él puso en nuestras manos todo el plan de "marketing" que desarrolló con "The Passion", cuando todos los grandes estudios de Hollywood le cerraron las puertas.

¿Habrá un antes y un después en tu carrera tras el estreno en agosto de esta película?

Sí… Profesionalmente, puedo decir que "Bella" es de lo único que puedo sentirme orgulloso en toda mi carrera. De hecho, cuento mi carrera a partir de ahora. Es la primera vez que siento que hice algo honesto con ella.

Has estado cuatro años prácticamente retirado y ahora apareces con esto… ¿Qué ha sido de ti todo este tiempo?

Llevo cuatro años inmerso en la creación de esta película… No me sentía nada contento de a dónde iba dirigida mi carrera. Por mis características físicas estaba totalmente estereotipado. Como actor, nunca tienes ni voz ni voto en el contenido de las películas, te limitas a esperar que suene el teléfono y es difícil, mucho más para decir: "¡Ah!, pues este papel no me gusta" o "el argumento no casa con mis principios morales"… Imagínate –dice, suspirando, con esa sonrisa que roba sin remedio el corazón de sus miles de fans–. Yo empecé a trabajar a los dieciocho años… Era muy joven, muy inmaduro, me desenvolví en un ambiente totalmente superficial. Sí, es cierto que me atraía este trabajo por amor al arte, pero era un amor muy egoísta, muy vanidoso… Empecé a hacer cosas como modelo, cantaba en el grupo Kairo, luego hice varias telenovelas como actor, después me lancé como cantante solista… En fin, este medio te seduce, es muy atractivo. Pero con el tiempo, me di cuenta de que no es oro todo lo que reluce. Después de doce años de tratar de encontrar la felicidad persiguiendo unos sueños que crees que van a dártela, después de hacer mi primera película "Chasing papi"…, me sentí totalmente vacío. Ahí empecé a cuestionarme mi vida… Empecé a preocuparme y a preguntarme si realmente estaba invirtiendo mi tiempo en cosas que realmente me importaban. Siempre me fijé en el tipo de papeles en los que ubican a los latinos en Hollywood, solemos ser "el malo" de la película, los bandidos, los traficantes, los ilegales…, los malos… Y si tienes mucha suerte, el "latin lover", el donjuán, que aboga por el concepto machista del hombre que se resume en dos palabras: el mujeriego mentiroso. Y ahí iban dirigidos mis pasos, por ahí venía yo –y lo confiesa con humildad–: en mi carrera y en mi vida profesional. Anduve persiguiendo eso durante muchos años, era mi meta, mi verdad, lo que en la sociedad se ve como lo "cool", en definitiva, lo que yo pensaba que me traería la felicidad…

Pero ocurrió lo contrario…

Me sentía muy inquieto, muy insatisfecho. Con todo lo que hacía, nada, absolutamente nada me llenaba… Y yo pensaba: "¿Qué me falta? Seguro que cuando haga este proyecto voy a sentirme bien", pero tampoco. Terminaba mi siguiente trabajo y me sentía totalmente vacío. Entonces me ilusionaba con alguna mujer, qué tal si ando con fulanita o menganita, pero toda mi vida soñé con casarme y tener hijos, mientras salía con un tipo de mujeres que yo sabía que por ahí nunca iba a encontrar a mi esposa… Así que llegó un punto en el que me invadió el vacío.

¿Y qué te hizo salir de allí?

En mi búsqueda por saber qué había más allá de todo este vacío, empecé a cuestionarme las grandes preguntas que todo el mundo se hace alguna vez en la vida: "¿Qué hago en este Universo?, ¿de dónde vengo?, ¿a dónde voy?, ¿qué sentido tiene todo esto?"… Y en esta búsqueda empecé a frecuentar otro tipo de gente, otro tipo de ambiente… Verás –dice con simpatía, después de hacer una breve pausa–. Antes yo no tomaba nada en serio. Siempre he sido el rebelde de mi familia. En casa soy el mayor, tengo tres hermanas más pequeñas que yo. Mis padres son gente sencilla, con unos valores morales increíbles, con mucha vida espiritual… Sufrieron bastante cuando dejé mis estudios y casi a escondidas me fui de casa para perseguir mis sueños en el mundo artístico. Les di muchos disgustos. Hasta que un día mi madre se hartó y dijo: "Lo que le digo a este hijo mío, le entra por un oído y le sale por el otro. Donde no he llegado yo con mis palabras y mis consejos, las oraciones que voy a dedicarle toda mi vida terminarán tocando tarde o temprano su corazón". Y se dedicó a rezar por mí. Así que creo que las oraciones de mi madre han tenido mucho que ver en todo esto… –dice riendo–. Ya sabes lo que se dice: "No hay nada más poderoso que las oraciones de una madre por sus hijos". Después de ver mi caso, estoy convencido de ello. Todo el cambio que he experimentado en mi vida, las personas nuevas que se me acercaron en mi crisis, no me cabe duda que han sido fruto de las oraciones de mi madre.

Bueno, tampoco sería tan desastrosa tu vida…

Desde donde la veo ahora, creo que sí lo era. Yo me preguntaba: "Con todas las posibilidades fantásticas que me ha ido brindando la vida, ¿he hecho algo bueno, algo digno, algo honesto? ¿Estoy sirviendo para algo?". Me di cuenta que había sido un egoísta. Que las cosas que me habían hecho avanzar como un ciego eran la vanidad y la soberbia. Vivía en una contradicción constante: quería hacer cosas buenas y no las estaba haciendo… Quería hacer algo que tuviera significado para mí o para los demás y no lo estaba haciendo. También pensaba: "Si yo siempre he soñado con casarme algún día y tener una familia numerosa… ¿qué voy a encontrarme en este ambiente en el que me muevo que merezca la pena?".

Se aprende de los errores.

No cabe duda. La vida es una experiencia. Cuando uno no sabe lo que quiere, terminas en cualquier lado. Es muy peligroso. Cuando no sabes dónde vas, acabas en cualquier lugar, accidentalmente, influenciado por un amigo equivocado, un ciego que sigue a otro ciego, y luego dices: "¿Cómo terminé haciendo esto o aquello?, ¿pero qué me trajo hasta aquí si esto no soy yo?".

Y después de ordenar tus prioridades…

Después de ordenar mis prioridades, volví los ojos a mi carrera. Y sentí vergüenza. Sentí que con el mensaje que había estado lanzando con mi trabajo había ofendido al mundo latino. Entonces me hice algunas promesas, pero estas dos son las más importantes: la primera, no volvería a hacer nada que contradijese mis principios morales, y la segunda, nada que malrepresentara a mi gente, a los latinos, ni en el cine, ni en la televisión ni en ningún medio. Somos cincuenta millones de latinos en este país, la mayoría mexicanos, donde casi todos tienen familias maravillosas, son honrados, son trabajadores, tienen unos valores fantásticos… Y todo eso, desafortunadamente, no lo vemos reflejado en las pantallas: Hollywood hasta ahora lo ha ignorado porque, como decía antes, siempre nos dan el papel de malos. En ese momento, mi vacío, mi inquietud, desaparecieron. Y supe que estaba encontrando mi camino.
Fue entonces cuando creaste tu productora independiente…

En mi búsqueda conocí a gente en el medio que tenía pensamientos afines a mí… Todos estábamos sorprendido. Hasta los que después serían mis dos socios más inmediatos, hacía tiempo que tenían inquietudes como las mías de hacer cosas en el medio profundas, con un mensaje, y todas las puertas se les cerraban injustamente por ello. Yo estaba justo en eso. Quería devolver todas las cosas buenas que la vida me había regalado, todas las oportunidades que el Universo me había dado de hacer algo bueno y las había desaprovechado. Quería hacer cosas con sentido. Quería que la gente fuera a ver una película y saliera del cine con una lucecita en el corazón, con ganas de amar más y juzgar menos, inspirados…

¿Qué te dijo tu familia?

En un principio, claro, fue un cambio tan radical, que se asustaron. Cuando un día aparezco y les digo: "A partir de hoy no voy a hacer nada contra mis principios. Si el precio del cambio es que vaya a terminar trabajando en mi pueblo vendiendo tacos, esto es más digno que lo que he hecho hasta ahora. Si el día de mañana voy a casarme y tener hijos, que mis hijos estén orgullosos de su padre, y si no llega a irme bien, si quieren, que me ayuden a vender tacos en la calle" –dice riendo–. "Eso es un poco exagerado, ¿no?", me dijeron… Pero les expliqué: "Si voy a llevar una vida íntegra, voy a ser radical. No me gustan las medias tintas. O eres un hombre de palabra o no eres un hombre de palabra. Sea quien sea quien esté detrás del mejor proyecto, no voy a hacer nada que vaya contra mis principios, porque, si acepto, es venderme, y volveré a acabar viviendo una mentira".

¿Qué sientes que has aprendido más de tus padres?

Mi fe. Es un regalo que Dios me dio a través de ellos. De mi padre, la perseverancia. A respetar a los demás. Siempre me dijo: "Sé honesto en lo que hagas, nunca te rindas. De los cobardes nunca se ha escrito nada. Ve siempre hacia delante, nunca mires a nadie con desprecio. Si tienes que mirar a alguien hacia abajo, que sea sólo para tomar su mano y ayudarle si lo necesita…". En fin, unos códigos, unos principios, cosas muy simples, pero muy importantes… De mi madre aprendo a ser humilde, a ser amable. Ella me dice: "No te creas la última "cocacola" del desierto, un corazón humilde es bien recibido en todas partes…". Los dos siempre han velado antes que nada por la unidad de la familia. Siempre recuerdo cómo medio minuto después de las peleas entre mis hermanas, ahí estaban mis padres inmediatamente para hacer las paces, cuidándonos, protegiéndonos… Tuve una infancia sencilla y maravillosa.

¿Qué opinas del debate que hay abierto en México alrededor de la posible legalización del aborto?

Me siento triste, muy frustrado por lo que está pasando en México hoy en día. Creo que hay una manipulación tremenda en la información que se le está dando al pueblo mexicano. Las leyes no pueden basarse en una mentira, porque el aborto es un crimen. Es un hecho, es algo científicamente demostrado. ¿Qué nos está pasando en la sociedad? ¿Quién no lo ve? Es un holocausto terrible, en el que están muriendo "legalmente" millones de inocentes… Algo tan grave, tan profundo, que va incluso más allá de cualquier filosofía o religión.
Algunas personas piensan que la decisión de abortar corresponde a las mujeres.

Las mujeres que hagan lo que quieran con su cuerpo… Pero ¿y el bebé? ¿Qué pasa con el cuerpo del bebé, que no tiene voz y no puede defenderse? Hace cien años podía haber dudas, sólo la fe podía alcanzar a pensar que había vida desde el momento de la concepción. Pero hoy en día es algo científicamente demostrado, no hay duda. Entonces… ¿Legalizamos los asesinatos? Además, déjame que te cuente algo muy curioso… La mayoría de las mujeres que llegan hasta ahí no quieren hacerlo… Es algo totalmente antinatural. De hecho, te digo que he visitado algunas clínicas y, cuando platico con las muchachas, la mayoría de ellas sólo llegan ahí aconsejadas por hombres, casi ninguna quiere hacerlo, pero tienen miedo, están asustadas, se sienten solas y sin recursos. Hay que pensar en ayudarles, nada más. Hay que ayudarles a ver otras opciones. Ahora dice, adoptando un tono más serio –aún si cabe–, el que sí sabe lo que está haciendo es el médico. El médico, te lo digo sin complejos, le duela a quien le duela, el médico que practica abortos es un carnicero. Porque él sí estudió, el sí fue a la escuela, él sí sabe lo que hace, él hizo un juramento de defender la vida, y ahí hay vida y él la está terminando, él mete las tijeras y corta cabezas. El aborto va contra todos los principios éticos de la Medicina, y el que lo practica, lo sabe.

¿Y si fuera en las primeras semanas de gestación?

¿Antes del tercer mes sí se puede y ya el cuarto no? ¿Dónde ponen el límite? ¿Si le crecieron al bebé las pestañas o no? ¿Hasta ayer sí y hoy no?

¿Qué tal si hay peligro de que el niño nazca, por ejemplo, con el síndrome de Down?

Pues si empezamos a pensar así, en un momento volveremos al régimen de Hitler. Te mato porque no estás lo suficientemente sano. ¿Qué es eso? El valor del ser humano, de la vida, no está en que seas guapo o listo, o retrasado y cojo… ¿Quién limita dónde empieza o acaba el ser humano? No hablamos de una raza sana, hablamos de la dignidad del ser humano, de la vida… Esa es la verdadera cuestión. Lo demás es una manipulación para discutir lo que por principio es indiscutible. –Piensa unos momentos y añade:– Algunos embarazos llegan fuera del seno de una familia, o no son fruto del amor, o de una violación… Hubo un error, un error muy grave por parte de alguien. Pero para arreglar un error no se comente otro error para taparlo. No puedes hacer o sufrir algo malo y pagarlo con algo peor. Si a algo malo le sumas otra cosa mala, el resultado no va a ser nunca paz y alegría, va a ser algo peor aún. ¿Me explico?

¿Qué le dirías a una mujer que se esté planteando el aborto como solución?

Que no lo haga, que dentro de su vientre hay un bebé que se muere de ganas de tocar sus mejillas, reírse, decirle mamá y quererla con todo el alma. Que ya existe una vida que está creada para una misión. Que no es de ella, aunque venga a través de ella. Que no es justo bloquearle la visión y el camino. Que el sacrificio que va a hacer para darle esa oportunidad al bebé para que salga adelante la vida se lo va a premiar con un millón de bendiciones. Que tenga esperanza. Que si piensa que la decisión que está tomando es una puerta de salida hacia algo que ella piensa que va a ser mejor, eso es una mentira. No va a ser mejor. Y ya no sólo estoy pensando en el bebé, también estoy hablando de ella. Si yo supiera que ella iba a estar feliz…, pero no es cierto. No hay una mujer que no se haya arrepentido en algún momento de su vida después de atravesar algo así, o que se justifique, pero le haya dejado una huella en el alma para siempre. Que no está sola. Que si necesita ayuda, puede escribir a una organización que he creado para poder ayudarle. Sólo le pido que se informe, yo con gusto le ayudo. Que nos envíen un correo a vida@mantodeguadalupe.com, que con gusto le vamos a escuchar y a ayudar en lo que necesiten. Que recuerden las sabias palabras de la madre Teresa de Calcuta. Que en el aborto hay dos crímenes, el del hijo y el de la conciencia de la madre, y yo te digo, como ella, que los bebés que no quieran, te lo juro, que me los den a mí.

¿Vas a involucrarte en alguna de las manifestaciones previstas en México antes del referéndum?

Por supuesto. Se está organizando una marcha el día veintidós en el DF a la que es muy posible que me acompañe el propio Steve McEveety. Todo lo que sea con tal de ayudar. Que se legalizara el aborto en México no es ni mucho
menos digno del espíritu del pueblo mexicano.

www.hola.com/revista/mexico

viernes, 4 de mayo de 2007

Aborto, eutanasia, manifestaciones de un nuevo «terrorismo de rostro humano»

CIUDAD DEL VATICANO, martes, 24 abril 2007 (ZENIT.org).- El aborto y la eutanasia se han convertido en manifestaciones del nuevo «terrorismo de rostro humano», que junto al de los kamikazes constituye el látigo de las sociedades contemporáneas, denuncia el secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

El arzobispo Angelo Amato presentó esta denuncia el pasado lunes al intervenir sobre «El problema del mal - Reflexiones filosóficas y teológicas» en el seminario mundial de los capellanes católicos y miembros de capellanías de aviación civil, que se celebra en Roma hasta el 26 de abril por iniciativa del Consejo Pontificio para los Emigrantes y los Itinerantes. «Leyendo los diarios e Internet o escuchando la televisión y la radio, cada día asistimos a una película perversa sobre el mal que es grabada en todas las partes del mundo con escenas siempre nuevas y crueles, como constatamos en el caso de las mil provocaciones del terrorismo internacional», comenzó explicando el prelado salesiano. Ahora bien, subrayó, «además del abominable terrorismo de los kamikazes, que ocupa diariamente nuestras pantallas, se da el "terrorismo del rostro humano", cotidiano y tan repugnante como el otro, que es promovido subrepticiamente por los medios de comunicación social, manipulando el lenguaje tradicional con expresiones que esconden la trágica realidad de los hechos».

Como ejemplos, mencionó el hecho de que el aborto sea llamado «interrupción voluntaria del embarazo en vez de asesinato de un ser humano indefenso» o que se haga referencia a la eutanasia como «muerte con dignidad». Ejemplos de ese «terrorismo de rostro humano», explicó, son los laboratorios en los que se «fabrica» la píldora abortiva o en los que se «manipulan los embriones humanos.

Mencionó además las decisiones de los parlamentos de las naciones «civiles», en los que se «promulgan leyes contrarias al ser humano». El mal hoy «no es sólo la acción de individuos o de grupos fáciles de señalar, sino que proviene de centrales oscuras, de laboratorios de opiniones falsas, de potencias anónimas que martillean sobre nuestras mentes con mensajes falsos, considerando ridículo y retrógrado un comportamiento según el Evangelio», siguió denunciando. «No podemos cerrar las bibliotecas del mal ni destruir sus videotecas que se reproducen como virus letales», reconoció el arzobispo, pero aclaró que los cristianos pueden fortalecerse «mediante la formación de una recta conciencia que busca y ama la verdad y el bien y que evita el mal».