domingo, 16 de marzo de 2008

"Salvemos a las jóvenes esclavizadas del Congo"

Carta del Padre Donato Lwiyando

Desde 1998 hasta 2007, una guerra de agresión ha azotado la RD Congo, y ha causado la muerte de más de 4 millones de personas, más de 25.000 mujeres violadas en el este del país. Entre las víctimas se encuentran chiquillas menores de edad, que han sido violadas, y que al huir ante el peligro de nuevas violaciones y la muerte que les amenazaba en sus poblados, han caído en redes de prostitución y están siendo explotadas sexualmente.

Los objetivos fundamentales de nuestro proyecto son:

· Rescatar a las chicas, en particular a las menores de edad, de las burdeles donde están siendo explotadas sexualmente.

· Proporcionarles una morada digna y un seguimiento psicológico.

· Proporcionarles una formación profesional que les permita prepararse para el futuro.

· Facilitarles una reinserción social después de tres años de formación.

· Acompañarlas en los primeros meses de reinserción.

Estamos desarrollando dicho proyecto junto con MEPED (Movimiento de Educación y de Promoción para la Infancia Desvalida), una organización no gubernamental de Bukavu, en el este de la RD del Congo, que es la ciudad que más ha sufrido por la guerra de agresión que ha padecido el Congo. Desde marzo de 2007, hemos alquilado una casita de acogida y actualmente viven cinco chicas rescatadas, con unos bebés de 2 años y de 2 meses.

Hemos conseguido ya una financiación para construir una casa de acogida, pero nos falta lo necesario para el mantenimiento de las chicas (alimentos, ropa, medicamentos…). Hasta ahora han sobrevivido con lo mínimo, tanto en comida como en cuestiones sanitarias.

Por tanto, nuestra propuesta de Campaña para este año 2008 consiste en apoyar económicamente este proyecto de rescate de niñas prostituidas. Actualmente, el coste de mantenimiento en acogida de una chica al mes es de 45 euros. Sabemos que pueden ser casi 100 las menores víctimas de esta esclavitud sexual y queremos ayudarlas a todas.Gracias por su aportación económica.

Para más información:Padre Donato Lwiyando+34 677 329 020
http://www.africatumaini.org/contacto@africatumaini.org

miércoles, 5 de marzo de 2008

Carta-Manifiesto de 'Il Foglio' al secretario general de las Naciones Unidas

Este es el texto en español de la carta de 'Il Foglio' al secretario general de la ONU ya firmada por destacadas personalidades internacionales.

A Vuestra Excelencia Sr. Ban Ki-Moon Secretario General de las Naciones Unidas

A Vuestras Excelencias Presidentes de Gobierno y Jefes de Estado de las Naciones Unidas

En estos últimos sesenta años se han tomado muchas medidas y no se han escatimado esfuerzos para crear y sostener los instrumentos jurídicos en materia de protección de los ideales contemplados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos aprobada el 10 de diciembre de 1948 en Paris. En las últimas tres décadas se llevaron a cabo más de mil millones de abortos, termino medio unos cinquenta millones de abortos por año.

Del último informe de United Nations Population Fund (Fondo de Población de las Naciones Unidas) se desprende que en China el aborto, fomentado o coactivo, es un riesgo que corren decenas de millones de niños que están por nacer en aras de una planificación familiar y demográfica gubernamental. En la India, en veinte años, por selección sexista se le quitó la vida a millones de niñas antes de nacer. En Asia el equilibrio demográfico peligra debido al infanticidio masivo de magnitud epocal. En Corea del Norte con el aborto selectivo se intenta eliminar radicalmente toda forma de discapacidad. En Occidente, el aborto también se ha vuelto en el instrumento de una nueva eugenesia que viola los derechos del feto y la igualdad entre los hombres. El diagnóstico prenatal ya no cumple su función de preparación para acoger y cuidar al bebé sino que es más bien un criterio para mejorar la raza, destruyendo de esta forma los ideales universales en los que se basa la Declaración Universal de 1948.

Sometemos a Vuestra consideración una petición de moratoria de las políticas públicas que fomentan formas de sumisión injustificada y selectiva del ser humano durante su desarrollo en el vientre de la madre mediante el ejercicio arbitrario de un poder de aniquilamiento, violando el derecho a nacer y a la maternidad. El artículo 3 de la Declaración Universal contempla que "Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona."

Hacemos un llamamiento a los representantes de los gobiernos nacionales para que expresen su opinión a favor de un emendamiento significativo del texto de la Declaración: después de la primera coma, insertar "desde la concepción hasta la muerte natural". La Declaración universal, de hecho, se refiere a los derechos humanos "iguales e inalienables" y proclama solemnemente que los seres humanos tienen la "dignidad intrínseca de todos los miembros de la familia humana" (Preambulo). La ciencia, con algunos de sus descubrimientos más significativos en el ámbito genético posteriores a la Declaración, documenta de forma irrefutable la existencia de un patrimonio genético humano en el embrión, un patrimonio único e irrepetible, a partir de su primera etapa de desarrollo. La Comisión británica Warnock, establece, en 1984, que a partir del décimo cuarto día de la concepción el embrión es un ser humano con derecho a no ser manipulado experimentalmente. Los gobiernos deben preservar y proteger estos derechos naturales que abarcan también el derecho a un "patrimonio genético que no esté manipulado".

La Declaración de 1948 fue la respuesta del mundo libre y del derecho internacional a los crímenes contra la humanidad procesados tres años antes en Nuremberg. Como reacción a las prácticas eugenésicas de los médicos nazis, en 1948, la World Medical Association adoptó la Declaración de Ginebra en la que se afirma: "Respetaré la vida humana desde su comienzo". El artículo 6 del International Covenant on Civil and Political Rights (Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos) aprobado por las Naciones Unidas en 1966, establece que "El derecho a la vida es inherente a la persona humana". El aborto selectivo y la manipulación selectiva in vitro son la forma principal de discriminación entre los seres humanos por razones eugenésicas, raciales o sexuales. Es la misma persona humana que las Naciones Unidas amparan en el artículo 6 de su carta de los derechos.

A los sesenta años de la proclamación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos es necesario renovar nuestra fuente principal de inspiración humanitaria enmendando el artículo 3.
Hacemos un llamamiento a los gobiernos para que respeten escrupulosamente los derechos humanos y, el primero de estos derechos es el derecho inviolable a la vida.

Con toda consideración

René Girard, antropólogo, miembro de la Academia FrancesaLord David Alton, miembro de la Cámara de los LoresRoger Scruton, filósofo inglés en el Bircbeck CollegeJohn Haldane, profesor de filosofía en la St. Andrews UniversityGeorge Weigel, teologo y biografo de Karol Wojtyla y Joseph RatzingerRobert Spaemann, profesor emérito de Filosofia en la Universidad de MúnichSor Nirmala Joshi, Superiora de las Misioneras de Madre Teresa de CalcutaPaolo Carozza, miembro de la Comisión Interamericana de Derechos HumanosJosephine Quintavalle, directora del Comment on Reproductive EthicsPaola Bonzi, Centro de ayuda a la vida en la clínica Mangiagalli de MilánPierre Mertens, presidente de la Federación internacional de la Espina BífidaJean-Marie Le Mené, presidente de la Fundación Jérôme LejeuneAlan Craig, presidente de la Christian Peoples Alliance inglésRichard John Neuhaus, teologo y director de First ThingsCarlo Casini, presidente del Movimiento por la Vida italianoLucetta Scaraffia, docente de historia en la Universidad La Sapienza de RomaBobby Schindler, hermano de Terri Schiavo

lunes, 3 de marzo de 2008

Persecución en Chiapas: el problema

Usos, costumbres y cambio religioso en los pueblos indios (I)¿Se recrudece la persecución en contra de los indígenas evangélicos en México? A juzgar por notas de prensa acerca de hostigamientos cometidos en detrimento de creyentes protestantes en algunas comunidades indias, así lo parece. ¿O será que un tema antes silenciado, por carecer de interés para los medios informativos, ahora comienza a recibir crecientes luces mediáticas? También parece que sí.

Hace unos días en el poblado Santa Rita, municipio La Trinitaria, en Chiapas, la mayoría de la población decidió cortarles los servicios de agua potable y electricidad a diez familias evangélicas, identificadas con la denominación pentecostal Asambleas de Dios. El motivo enarbolado por más de 300 católicos tradicionalistas fue que la minoría se negó a cooperar para la realización de las fiestas del lugar. Pero da la "casualidad" que esas fiestas son celebraciones íntimamente relacionadas con el catolicismo, en las que salen a relucir los santos patronos venerados por los habitantes católicos de Santa Rita. El nombre del poblado, de alguna manera, ya lo dice todo. El pastor de los agredidos, Adán Aguilar Pérez, además ha informado que a él le tienen prohibido sembrar en tierras que le pertenecen.

Al frente de la turba que impuso el castigo iban el presidente del comisariado ejidal, Antonio Hernández Aguilar, y el agente municipal Rolando Aguilar Hernández (La Jornada, 21/II). Autoridades civiles al servicio de creencias católicas. Esto sucede porque todavía existe una especie de simbiosis entre unas creencias religiosas hasta hace poco tiempo únicas, y la esfera de la administración sociopolítica. En una imbricación así, quienes retan uno de los componentes de la mencionada simbiosis, necesariamente están cuestionando al todo. Por lo tanto los pentecostales dejados sin servicios vitales, como los son luz y agua, al ser inconformes religiosos son también inconformes políticos. Lo que están padeciendo es reprobable, y quienes creemos en la vigencia de los derechos humanos para todos y todas debemos manifestarles nuestra solidaridad, a la vez que cuestionar a sus agresores. A las autoridades les corresponde proteger a las víctimas y hacer vales las leyes, no negociarlas con la mayoría. Porque estamos ante una cuestión de derechos y no de ver quiénes son más.

Hace unos años, para más precisión el 27 de septiembre del 2002, tuve la oportunidad de participar en el Encuentro Usos, costumbres y libertad religiosa, en Las Margaritas, Chiapas. El hecho fue muy significativo, la realización del Encuentro, no mi participación, porque de los 118 municipios que conforman el estado de Chiapas, históricamente ha sido en dos de ellos donde se han dado el mayor número de actos violentos de intolerancia contra los indígenas protestantes: San Juan Chamula, en la zona tzotzil, y Las Margaritas, en la zona tojolabal. El evento tuvo por objetivo intercambiar puntos de vista entre líderes de distintas confesiones religiosas, autoridades municipales, legisladores y, como en mi caso, investigadores de los cambios religiosos y sus repercusiones culturales. Fue todo un logro que el acto haya tenido lugar en Las Margaritas, De alguna manera representó la coincidencia, desde distintas ópticas, de reforzar la noción del Estado laico, entre cuyas funciones están no imponer creencias y garantizar la libertad de quienes tienen una religión, quieren cambiarla o no tienen alguna. Rescato aquí una sección de lo que entonces expuse, con pequeños cambios de estilo e informativos.

El caso de los usos y costumbres (o sistemas normativos indígenas) con su reticencia al cambio religioso, las barreras que impone a la libertad de creencias y culto en distintas comunidades indias, no es exclusivo de las poblaciones indígenas. Ha tenido lugar en muchos momentos de la historia, en variados lugares y países. Estos regímenes de iglesias territoriales, donde lo político y religioso se conjugan y son indivisibles, se han topado en determinados momentos con pequeños núcleos de creyentes que conciben al gobierno y al Estado, o a la comunidad, al consenso mayoritario y la tradición, como instituciones que no pueden regir en cuestiones de conciencia. Vale subrayarlo: el tipo iglesia de creyentes se caracteriza porque el ingreso a la comunidad confesante es mediante una elección personal, no se es parte de ella por herencia, tradición o pertenencia a un territorio. La identidad religiosa elegida tiene problemas para reproducirse en lugares donde se decide que debe imperar una sola religión.

Lo que tenemos, de alguna manera, es el enfrentamiento entre usos y costumbres y la opción de aquellos que en el seno de las propias comunidades, no desde afuera, eligen otra identidad religiosa, política, cultural (incluso comienza a darse el caso de identidades elegidas en lo sexual); y todo ello es un reto a los sistemas monolíticos. La tradición se enfrenta con la diversidad y no sabe lidiar con ella. Así es porque antes no se había presentado la pluralidad valorativa con la intensidad que ahora se manifiesta en los pueblos indios. En todas las sociedades en las que surge la diversificación, al principio no saben cómo manejarla, el primer impulso es tratar de erradicarla. En mayor o menor medida, a todos se nos dificulta ser flexibles y entender cómo los otros construyen su vida.

Cuando nos confrontamos con personas que creen y actúan de manera distinta a la nuestra, me parece, a casi todos nos sale el inquisidor que llevamos dentro y les queremos decir que deben, o no, creer y cómo hacerlo. Pero del deseo de imponer, normalmente, no vamos más allá porque lo deseado pasa por el tamiz de la reflexión. Poco a poco, en la relación con quienes tienen creencias religiosas distintas a las nuestras, que adoptan otra identidad, es como vamos empezando a saber realizar intercambios cognoscitivos y aprendemos a aceptar al otro. Pero no cabe duda de nos cuesta trabajo hacerlo.

Una constante histórica en términos de diversificación religiosa, a menos que se haga uso permanente y por largos ciclos de la violencia, es que la pluralización se torna incontenible. No se puede detener un proceso cuando éste comienza a germinar internamente y confronta la identidad única, la identidad excluyente, la identidad histórica o tradicional. La diversidad se empieza a filtrar por todas partes. No hay diques capaces de contener a la diversidad de manera definitiva y permanente. Es posible que se le pueda detener por un cierto tiempo, pero nada más. Con frecuencia construimos diques o fortalezas mentales, edificamos barreras legales (pero injustas), levantamos muros comunitarios que a veces recurren a la violencia. Sin embargo encuentro que, en la historia, aún esos diques más violentos acaban por resquebrajarse. Es como una especie de gran presa que se quiere construir, capaz de contener todas las aguas. Y no, siempre hay una mínima fisura que acaba por desbordarla. Si la diversidad es incontenible, si no hay maneras de congelarla definitivamente, por lo tanto la opción es aprender a darle cauce.

Ante la creciente diversificación hay que adecuar medios, hábitos mentales, acomodar percepciones grupales y personales. Yo creo que esto ha venido sucediendo, en términos generales, en las comunidades indias de Chiapas, con distintos ritmos en cada región y desde hace buen tiempo. Hay una diversidad realmente existente en los pueblos indígenas. No estamos hablando aquí en un sentido teórico sobre qué se va a hacer en los pueblos cuando se presenten quienes creen de manera distinta a la tradicional. No, la diversidad religiosa ya está plantada, ya se encuentra dentro, y su difusión la tienen a cargo personas originarias de las poblaciones locales. Las historias de misioneros de distintas creencias que llegan y son los que dominan y, dicen, le lavan el cerebro a unos cuantos indios; son historias folclóricas y hasta fantasiosas. La realidad es que los credos religiosos se expanden cuando la comunidad, o un grupo de la misma, se apropia de la nueva propuesta, la hace suya y empieza a transmitirla.

Es constatable la diversidad religiosa en las comunidades, y la misma parece ser irreversible. Entonces, además de reconocerla intelectualmente, se hace necesaria su aceptación en terrenos prácticos. La tarea es aprender a negociar espacios comunes para todos, sin que una identidad religiosa particular sea el centro organizador de toda la comunidad. Comprender perfectamente que ya no se puede totalizar prácticas religiosas y culturales a la generalidad de la población, porque ésta ya se ha diversificado. Presbiterianos, adventistas, testigos de Jehová, pentecostales, nazarenos y otros no están en contra de trabajar al servicio de la comunidad (el llamado tequio), sino que se oponen cuando el centro aglutinador de ese trabajo es una creencia o símbolo religioso identificado con la religión tradicional: el catolicismo.

¿Qué va a pasar cuando los adventistas, presbiterianos o pentecostales sean mayoritarios en una comunidad, y el tequio antes ligado a festividades católicas se transforme en un tequio adventista? ¿Qué les parecería a los no adventistas que se les obligara a guardar la dieta propia del adventismo, cercana al vegetarianismo, o a tener que guardar el sábado, o bien obligatoriamente ayudar a construir un camino para facilitar el acceso a la Iglesia adventista del lugar; y no les quedara de otra porque en la nueva composición religiosa demográfica ya los adventistas son mayoría y ganan sin problema las votaciones en la asamblea comunitaria? Traigo a colación la hipótesis de los adventistas porque en Chiapas son los que más templos tienen, y en un buen número de poblaciones de la región zoque chiapaneca son mayoría. Por cierto que hasta hoy no existen noticias de tequios adventistas obligatorios para católicos tradicionalistas.

Continuará

Carlos Mnez. Gª es sociólogo, escritor, e investigador del Centro de Estudios del Protestantismo Mexicano.