miércoles, 7 de marzo de 2007

Los éxitos de los negros virtuosos

Decidir qué equipo animar en la Super Bowl ha sido por lo general bastante fácil para mí. Como a tantos norteamericanos negros, me educaron para animar a los equipos de la Liga Nacional de Fútbol americano (NFL) que tuvieran un entrenador o quarterback negro.


Este año, con dos entrenadores negros enfrentándose en la edición número 61 del Super Bowl y sin ninguna fidelidad personal por Chicago o Indianápolis, me vi libre de concentrarme más en el juego que en lo que podría significar para el movimiento de derechos civiles. Se han necesitado 41 años, pero Estados Unidos finalmente ha dado testimonio de esa verdad universal que dice que, en un contexto de libertad, el trabajo duro y el carácter moral son una mejor promesa de futuro que la discriminación positiva.

Incluso con la regla de la NFL llamada "regla de Rooney" (adoptada en 2002) que obliga a los equipos que buscan un nuevo entrenador que lo hagan entre una lista de candidatos racialmente diversa, todavía se puede defender la posición de que las cuotas raciales dictaminadas por el Gobierno no habrían sido necesarias en la NFL. Ni Tony Dungy ni Lovie Smith, los dos entrenadores de esta Super Bowl, necesitaron de cuotas. Hace una década –antes de la regla de Rooney– Dungy llegó a ser primer entrenador de la franquicia del Tampa Bay y contrató a Lovie Smith como su asistente; entrenaron juntos allí de 1996 a 2000.

Nos alegramos de que casi el 70% de los jugadores de la NFL esta temporada y el 22% de los entrenadores sean negros. Estos porcentajes en realidad exceden el porcentaje de negros sobre el total de la población de Estados Unidos, que es del 13%. Esto significa que les va mejor que si la liga estuviese regida por cuotas raciales dictaminadas por el Gobierno basándose en estadísticas de población.

La Liga Nacional de Fútbol americano no es necesariamente un dechado de virtudes raciales. Han reconocido ser lentos en la diversificación racial, y permitido una y otra vez que buenos entrenadores asistentes negros fueran pasados por alto a la hora de contratar primeros entrenadores. Sin embargo, últimamente, unos cuantos propietarios de franquicias se han arriesgado sin ser coaccionados por el Gobierno, y libremente han decidido contratar entrenadores negros como Art Shell y Dennis Green. Tuvieron fe en ellos y demostraron así una importante lección de economía: los mejores empleados producen los mejores resultados independientemente de su raza.

Tony Dungy ha llevado esta lección de economía a un nuevo nivel convirtiéndose en un importante maestro de entrenadores negros de calidad. Cuatro asistentes de Dungy han pasado a obtener plaza de primer entrenador, siendo el caso más reciente el de Mike Tomlin, de 34 años, contratado por los Pittsburgh Steelers y que es el primer entrenador principal negro de este equipo.

A la postre, fue el trabajo duro y el carácter moral en un contexto de libertad y riesgo lo que catapultó al Super Bowl a Dungy, que ahora lidera a los Colts de Indianápolis, y a Smith, que está con los Osos de Chicago. Es bueno que los chicos negros en Estados Unidos vean a un hombre adulto virtuoso abriendo oportunidades para dirigir equipos de fútbol con un presupuesto de 700 millones de dólares hacia el Super Bowl.

Sin embargo, aunque muchos negros esperaran que sus hijos mirasen el Super Bowl de este año imaginando que, algún día, ellos también podrían entrenar en la NFL, es importante recordar que sigue siendo mucho más fácil para los negros llegar a ser doctores y abogados que entrenadores de la NFL. El éxito de Dungy y Smith queda relegado a un segundo plano por el hecho de que la mayoría de los negros que juegan al fútbol americano en la secundaria nunca lo jugarán en la universidad, nunca serán profesionales y jamás llegarán a ser entrenadores. Los chicos negros deben saber que hay 12 veces más trabajos en los sectores de la justicia y la medicina que en el deporte.

Una carrera de éxito –sea en fútbol, leyes o medicina– se afianza mejor sobre una fuerte base moral. Este éxito es casi imposible de alcanzar en medio de los estilos de vida autodestructivos que experimentan tantos negros: cerca de un 5% de índice de encarcelamiento, el 9,2% de paro, el 11,8% de abandono de los estudios secundarios o el 69,3% de procrear hijos fuera del matrimonio.

Dungy y Smith, con su estilo pausado y lo explícitos que son sobre su fe cristiana, han puesto en exposición las consecuencias de la virtud. "Estoy orgulloso de ser el primer entrenador afroamericano que gana esto", dijo Dungy después del partido. "Pero repito, más que nada,

Lovie Smith y yo no sólo somos afroamericanos sino entrenadores cristianos, mostrando que se puede hacer de la forma que Dios manda. De eso estamos más orgullosos".

La moraleja del histórico Super Bowl de este año va más allá de las fronteras raciales: En una sociedad libre, las virtudes del trabajo duro y del carácter moral son las mejores claves para alcanzar el éxito.

Anthony B. Bradley es investigador del Instituto Acton.
* Traducido por Miryam Lindberg del original en inglés.

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